Lilia Martínez. “El mole y el arroz rojo, mis platillos favoritos”
La Gerente del Centro Histórico reveló que le gustan los platillos de temporada: chiles en nogada, los molletes para acompañarlos; el bacalao, los de vigilia, la rosca de reyes. Todo el pan de Puebla.
Tie ne 50 años de casada, dos hijas, cuatro nietos y dos bisnietos “el mayor de ellos de catorce años de edad, número de personas que conformamos como familia ”. Poblana de pura cepa sus platillos favoritos son el mole poblano y el arroz rojo“pero ningunocomo el que hacía mi mamá ”. Es fotógrafa, profesora universitaria, autora de varios libros y artículos especializados publicados en revistas y libros. Tiene una colección fotográfica única y otra de enseres para la cocina, tema sobre el que escribe en su blog. Su libro favorito es “Las calles de Puebla” de Hugo Leicht y admira al fotógrafo Manuel Álvarez Bravo. Le gusta la música de Bach lo mismo que la popular mexicana, que canta siempre que puede. Es la Gerente del Centro Histórico del Ayuntamiento de Puebla, Lilia Martínez y Torres.
Revela a MILENIO quien duranteaños se resistió a utilizar teléfono móvil :“Me gustan los platillo s de temporada: chiles en nogada, los molletes para acompañarlos; el bacalao, los de vigilia, la rosca de reyes. Todo el pan de Puebla me gusta, por lo que siempre me tengo que estar midiendo, pues podría desayunar, comer y cenar pan y desayunar tortillas hechas a mano. Esto último lo mantengo”.
Se presenta a sí misma “como una apasionada de la vida, una investigadora nata, con una inquietud extrema por conocer, por saber, por comprender. Pero sobre todo muy reflexiva: de todo lo que me sucede, positivo o negativo, siempre hago una reflexión para obtener un aprendizaje, el cual agradezco, aunque no siempre sea de la mejor manera posible”.
“Las calles de Puebla” es...
Un libro que consulto. Mi ejemplar, muy leído y manoseado está lleno de post it, notas. Está desojado, pero sigo consultando este que es mi compañero de toda la vida a pesar de que me compré otro ejemplar. Lo que quieras saber de la ciudad ahí lo encuentras.
¿Cuál es tu música favorita?
Según mis actividades, no mi estado de ánimo (y casi siempre estoy contenta): si tengo tiempo escucho a Bach, a Beethoven, a Antonioni, pero si estoy muy dinámica, muy activa, escucho blues, jazz; y si estoy muy de quehaceres me gusta la música mexicana, me encanta cantarla: tengo discos de la época de mi abuelo, de mi papá y de mi mamá. Tengo mi tornamesa y aún la usó.
¿Tu fotógrafo favorito?
De los mexicanos Álvarez Bravo, sobre todo por su discurso, más que por sus imágenes. Dos poblanos: Lorenzo Becerril para siglo XIX y Juan Crisóstomo Méndez para el XX. Del siglo XXI los jóvenes... De los de mi generación Abraham Paredes, John O’Leary, Everardo Rivera... Ángela Arciniaga, que es más joven.
¿A qué edad tuviste tu primera cámara?
A los 16 años. Quien ahora es mi señor marido me la regaló. Mi mamá me dijo: “Te han dado un regalo que no te va a funcionar, porque la fotografía es muy cara, los rollos, mandar a revelar “Me di cuenta de que tenía que ser muy cuidadosa con el uso de los materiales por caros. Y me dediqué a fotografiar los barrios de mi infancia, de mi juventud, con sus personajes, del zapatero al panadero.
¿Un rincón de la ciudad que consideres tuyo?
No tengo pero si dos ejes que no me canso de recorrer: la Avenida Reforma-Juan de Palafox, de la Diagonal Defensores de la República hasta el Bulevar 5 de Mayo, y la Calle 2 Norte-Sur desde San José hasta el Bulevar 5 de Mayo. Son los cuadrantes que para mí determinan la ciudad.
“Podría desayunar, comer y cenar pan y desayunar tortillas hechas a mano”, explica.
De tu archivo, ¿qué destacas?
El registro de 120 casas del Centro Histórico, fachadas e interiores. En una me “secuestraron” porque nunca pedí permiso para pasar.
Lilia Martínez ama la ciudad...
Sí. Pero sobre todo a las personas con las que te puedes comunicar. Todo lo que aprendo conversando con la gente siempre me llena de conocimiento y experiencia.
Son famosas tus fotos de peregrina por tu ciudad.
Puedo estar un días invenir al Centro vitalidad._ Histórico, pero no dos, menos tres. Es una necesidad que tengo de caminarlo, de ver los edificios, las esquinas ... Siempre te encuentras a alguien que, en mi caso siempre te llena de