Milenio Puebla

Marco Rodríguez. Le debe al Cenhch carácter y disciplina

Su formación en el Cenhch, los recuerdos de una infancia con sus primos, así como su gran pasión por la lectura, son algunos de los escenarios que llevaron al presidente de la junta local del INE a realizar su trabajo con rigor

- RAFAEL GONZÁLEZ

Para el presidente de la junta del Instituto Nacional Electoral (INE), Marcos Rodríguez del Castillo, su paso por el Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepe­c (Cenhch), además de dejarle una excelente formación académica, también forjó su carácter y le asignó el eje de su desarrollo pro- fesional: el orden y la disciplina.

“Soy muy disciplina­do, muy ordenado. Creo que eso es algo que ha ayudado mucho en mi carrera profesiona­l. Yo estudié en el Cenhch desde jardín de niños hasta la preparator­ia. En aquella época (…) había una gran disciplina. Había que llegar temprano, había que llegar con el cabello corto, había que llegar con las uñas cortas, había que llegar con los zapatos boleados (lustrados). Entonces, esto es algo que permeó en mi personalid­ad y es algo que hasta hoy intento hacer; si hubiese alguna palabra que me definiría, sería orden, disciplina”.

Lo anterior lo refleja en su trabajo, ya que en su vida familiar trata de ser más relajado. En su hogar, además de descansar, procura mantener el orden, leer -una de sus mayores aficiones- y ver series, pero sobre todo, opta por convivir con sus hijos.

“Uno en estos puestos dice que busca el equilibrio entre trabajo y familia, pero es muy difícil; generalmen­te, el trabajo pesa más que la familia. En los días de asueto me gusta convivir con mis hijos”.

Asimismo, narra que además de sus padres, creció junto a su hermana, motivo por el cual sus compañeros de infancia fueron sus primos. Recuerda que de niño, todas las vacaciones las pasaba en la casa de sus primos, con quienes realizaba muchas travesuras, entre ellas, el tirar globos llenos con agua desde la azotea a los automóvile­s, lo que en una ocasión generó un grave regaño.

Menciona que su infancia y parte de su juventud la vivió en el Centro Histórico de Puebla. Su primer hogar se ubicaba en la 5 Norte, entre la 10 y 12 Poniente; después, en la 4 Poniente entre la 5 y 3 Norte, y al pasar los años, a la 5 Sur, entre la 5 y 7 Poniente.

Por lo anterior, al recorrer las calles de la angelópoli­s le llegan recuerdos de sus amigos y de aquellos momentos en que podía jugar en la rúa, en especial, en el Barrio de El Parral, donde residían la mayoría de sus amigos.

¿Qué olores de la cocina de su mamá le evocan?

“Recuerdo mucho el olor de café con leche. Íbamos con mucha frecuencia a ver a mi abuela materna y recuerdo que mientras ella llenaba sus pocillos de peltre, nos daba café con leche. El olor y el sabor del café con leche son algo muy vívido de mi infancia”.

¿Qué libro recuerda más ya sea porque la historia le impactó o la trama le atrapó?

“Un libro que recuerdo mucho de mi juventud se llama ‘Arco del triunfo’, de Erich Maria Remarque. Es una historia que a mí me marcó mucho”.

¿Cuántas veces ha leído esa historia?

“Tres veces la leí y tengo un libro muy viejo. De esas ediciones muy viejas, pero me gusta mucho desde su presentaci­ón, su olor. Es un libro que me atrapa”.

¿Cuántos libros tiene usted?

“Nunca los he contado, pero tengo la recámara llena de libros, la sala llena de libros. Lamento que carezca de tiempo para consumir los ejemplares que deseo. A veces, en el trabajo tenemos que leer más cosas por obligación que por gusto. Generalmen­te, en la noche leo un rato. En mis traslados, ya sea en autobús o en vehículo particular, si yo no manejo, procuro aprovechar para avanzar en mis lecturas”.

¿Cuáles son sus autores y el género que más le gusta?

“Me gusta mucho la novela. Acabo de hacer un ejercicio muy interesant­e en redes sociales sobre cuáles habían sido los libros que más me habían gustado, puse en primer lugar “El Principito”, creo ese es una historia para niños de la que los adultos tenemos mucho que aprender. “El Padrino” es otro libro que me parece que condensa la naturaleza humana con una gran perspectiv­a. “El Quijote” también, creo que si queremos conocernos, leamos “El Quijote” y ahí se encierran muchas enseñanzas. Autores más contemporá­neos, por ejemplo, “Las travesuras de la niña mala”, de Mario Vargas Llosa, es un libro maravillos­o. Hoy estoy leyendo la novela criminal de Jorge Volpi, es un autor que me gusta mucho y que conocí por un amigo periodista. El primer libro que leí de Volpi fue “En busca de Klingsor”, de ahí me atrapó con su narrativa, con su estilo y hoy estoy leyendo “Una novela criminal”. Además de su labor como funcionari­o, ha colaborado con textos en algún diario local, la mayoría, enfocados a la materia electoral, por ello acepta que le gustaría, con el paso del tiempo, escribir una novela autobiográ­fica.

¿En qué etapa de su vida se enfocaría más?

“En la actual”.

¿Cuál sería el título?

“No sé. Quizás ‘Los caminos que he recorrido”.

“Soy muy disciplina­do. Creo que eso es algo que ha ayudado mucho en mi carrera”

“El equilibrio entre trabajo y familia es muy difícil; el trabajo pesa más que la familia”

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MIGUEL ROMERO “El olor y el sabor al café con leche son algo muy vívido de mi infancia”.

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