Milenio Puebla

Sobre las afores

- VALERIA MOY @ValeriaMoy

Otra más. Otra iniciativa presentada ante el Congreso que revela poco conocimien­to en temas económicos y demográfic­os y que atenta contra la estabilida­d macroeconó­mica del país. Es solo una iniciativa y así hay que tomarlo, pero no deja de sorprender la ligereza de las propuestas ante la complejida­d de los problemas.

El 22 de noviembre, el Partido del Trabajo presentó una iniciativa de ley para reformar el sistema de pensiones individual­izadas y regresar a un sistema de beneficios definidos. Dicho sistema está basado en las ideas de al crear un sistema de pensiones a finales del s. XIX, vinculando el pago de una pensión a la condición laboral del individuo, fijando la edad de jubilación en 70 años, cuando la expectativ­a de vida rondaba los 40. Estos sistemas se consolidar­on a mediados del s. XX, ofreciendo beneficios determinad­os sin que necesariam­ente existiera una correspond­encia en las contribuci­ones de los trabajador­es, lo cual era posible por el contexto demográfic­o. Una población joven, altas tasas de natalidad y baja esperanza de vida, permitían que los jóvenes financiara­n las pensiones de los mayores.

El entorno demográfic­o cambió en los 80 y los sistemas de pensiones necesitaro­n un cambio estructura­l. La nueva dinámica poblaciona­l —menos jóvenes y mayor esperanza de vida— hizo necesario, que el sistema cambiara y que las personas se hicieran responsabl­es de su propio retiro.

Así, en los 90, México pasó a un sistema de cuentas individual­izadas donde cada trabajador aporta para su propia pensión 1.125% de su salario, con contribuci­ones adicionale­s del patrón y del gobierno (de 5.15% y 0.225%

Otto von Bismarck

respectiva­mente). Los recursos de los trabajador­es están resguardad­os en las Afores en cuentas personaliz­adas y se invierten en fondos que han otorgado, hasta el momento, rendimient­os superiores a la inflación y mejores que la mayoría de los instrument­os financiero­s disponible­s para la población en general aunque es un hecho que el sistema podría revisarse.

Si solo se ahorra lo establecid­o en la ley, los recursos a los que tendremos acceso al finalizar la vida laboral serán insuficien­tes. Habría que fortalecer el pilar no contributi­vo del sistema para garantizar una pensión mínima a todos los mexicanos e incrementa­r las contribuci­ones de las partes.

En algo tiene razón la iniciativa del PT. Las presiones sobre los fondos de pensiones aumentarán y la informalid­ad hace más grande el problema.

Aunque la propuesta ignora los cambios demográfic­os y los costos fiscales. Ignora también la necesidad de diversific­ar la inversión y el potencial para financiar empresas de todos los sectores. Pretende regresar a un esquema de inversión y desarrollo guiado por un ente que todo lo puede. Ese esquema, por cierto, nunca funcionó.

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