Bertolucci, más allá del sexo
Pve premios de la Academia, siendo una cinta épica, sino por lograr eufóricasimágenesqueibandelamanodeunanarrativaquesedesprendía de la distancia y tocaba los corazones que la vieron. Millones. Sin duda los habrá, pero no sé de nadie quien la haya visto en su momento que no considere ese un momento de impacto en su vida. Pero a pesar desusgrandesymásconocidoséxitos,Bertoluccifueelperfectoejemplo del artista quien, al romper esas estructuras que todo grande debe romper, en muchos momentos fue presa de su ego, y se llegó a equivocar. Por ejemplo, al pensar que la gente podría con una cinta de cinco horas, porque estaba extraordinariamente tejida y contada. Si bien Brando, DeNiro y Depardieu soltaban lo que fuera si Bertolucci llamaba, y con razón, pocas veces recordamos las más grandes aportaciones y relevancia de hombres como él. No debió haber sido fácil contar la historia de un hombre quien, en su inútil intento por negarsuhomosexualidad,seunióal partido fascista, como nos contaba en El conformista. No en 1970, donde esos temas no eran materia de entretenimiento. Ahora que hago un repaso por todo lo que este cineasta hizo, entiendo perfectamente nuestra responsabilidad de regresar ahí en este preciso momento histórico. Por milmotivos,comoelsurgimiento de la derecha extrema en Europa y EU; por el éxito en un contexto virtual de personajes tan aterradores como Milo Yiannopoulus, de quien seguramente muchos no han escuchado aquí, pero es el prototipo de la contradicción entre el odio y la cultura del escándalo. Pero nuevo tejido social que nos está confrontando a muchos de los mismos problemas, con herramientas modernas por supuesto, que el narró en sus tan freudianas historias. En lo sexual, lo espiritual y lo social. Solo por eso, y para rendir tributo a un complejoybrillantecineasta,vale la pena aventarnos de nuevo a su mundo cinematográfico.
Tal vez acabemos descubriendo lo verdadero del dicho, “entre más cambian las cosas, más iguales se quedan”.
¿En serio?
¿Qué tan poca madre hay que tener para robar la casa de Ignacio López-Tarso, o como bien lo apuntó Joaquín López-Dóriga, de cualquier hombre de 93 años, serán los mismos desalmados que hicieron un crimen calca en casa de Susana Zabaleta hace un par de años?