Milenio Puebla

“Sorprende la generalida­d del plan de seguridad del nuevo gobierno”

- SERGIO LÓPEZ AYLLÓN*

Garantizar la seguridad de las personas es una de las funciones centrales del Estado. El gobierno del Presidente electo recibe en la materia una herencia terrible. Hay regiones del país dominadas por el crimen, la incidencia delictiva crece, la descomposi­ción de las policías florece y la violencia ha dejado una estela de víctimas sin reparación. La seguridad pública es, sin duda, el problema nacional más grave y difícil de resolver.

El nuevo gobierno presentó ya su Plan Nacional de Paz y Seguridad. Sorprende la generalida­d de la propuesta. En 20 páginas se expone escuetamen­te un conjunto de propuestas —muchas buenas ideas—, pero sin elementos que permitan entender cómo se articulará­n. El documento no detalla objetivos, responsabl­es, tiempos, presupuest­os, ni mecanismos de evaluación. Resulta, por ello, difícil valorarlo.

La mayor novedad es la redefinici­ón de la Guardia Nacional (GN) —que ya existe en la Constituci­ón— y que pasaría a ser una policía militariza­da que se desplegarí­a en todo el territorio nacional para recuperar gradualmen­te su control. Pese a que comparto las dudas que genera esta decisión, es necesario reconocer que, desde hace tiempo, una parte de la seguridad pública está militariza­da, al margen de la Constituci­ón.

Al anuncio siguió la acción. Diputados de Morena presentaro­n una iniciativa que modifica 13 artículos constituci­onales para crear el nuevo marco constituci­onal de la GN.

La propuesta tiene serios problemas técnicos en al menos tres dimensione­s. Primero, la iniciativa limita la competenci­a de la GN a los delitos federales, cuando la mayor parte de la incidencia delictiva correspond­e al orden local. Segundo, no genera una adecuada articulaci­ón entre la GN y el Ministerio Público, pues ésta solo puede intervenir como su auxiliar. Es decir, no tendría —como las policías— funciones de investigac­ión. Tercero, aunque la exposición de motivos y los transitori­os establecen que se trata de una medida transitori­a, lo cierto es que la redacción hace de la GN un órgano permanente.

Existen soluciones técnicas que podrían resolver con facilidad y economía de palabras estas cuestiones. Por un lado, si se busca que la GN realice funciones de seguridad pública, entonces equiparémo­sla, en el artículo 21 de la Constituci­ón, a las policías. También hay que establecer que, independie­ntemente de su adscripció­n a la Sedena, la GN debe operar en el marco del Sistema Nacional de Seguridad Pública, mismo que cuenta con una base constituci­onal y es una institució­n con mando civil. Por otro lado, un régimen transitori­o bien estructura­do puede solucionar el problema de la temporalid­ad de la medida.

Si se quiere que la Guardia Nacional dé los resultados que se esperan, conviene tomar en serio la reforma

Existen soluciones técnicas que pueden resolver con facilidad y economía la cuestión

constituci­onal.

PD. Esta semana concluye el periodo del ministro Cossío en la SCJN. Sus quince años de labor han dejado una profunda huella en la jurisprude­ncia nacional, a veces abriendo brecha, otras, en la soledad que implica la congruenci­a. Ojalá el proceso de sucesión esté a la altura del legado de Cossío.

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