Milenio Puebla

Serranos. Muestran fiesta de los muertos en MNAH

Del 18 al 21 de octubre se realizó el Mihcailhui­tl o Día de Muertos, dedicado a la Sierra Norte de Puebla, particular­mente al municipio de Cuacuila, reveló René Esteban Trinidad

- MOISÉS RAMOS

Cada año se hace una representa­ción del Día de Muertos en el Museo Nacional de Antropolog­ía e Historia (MNAH), de la Ciudad de México y este año, del 18 al 21 de octubre se hizo el Mihcailhui­tl o Día de Muertos, dedicado a la Sierra Norte de Puebla, y particular­mente, a la comunidad de Cuacuila, de más de tres mil 50 habitantes, cuya noticia histórica más antigua aparece escrita ya en español en 1571; esto para mostrar cómo se celebra esta fiesta anualmente, reveló en entrevista exclusiva, René Esteban Trinidad, quien editó un libro de 40 páginas sobre el mismo tema.

Licenciado en Gestión Intercultu­ral para el Desarrollo por la Universida­d Intercultu­ral de la Sierra y maestro en Antropolog­ía Social por la Universida­d Autónoma de Puebla (UAP), agregó que lo importante fue mostrar “cómo es el montaje, cómo es la casa, cómo se hace la corona, la mesa. Mostramos, con la ayuda de los propios habitantes de Cuacuila cómo se convive con los muertos, primero en el almuerzo de los niños y posteriorm­ente la comida de los adultos, los días 31 de octubre y el 1 de noviembre”.

Asimismo, detalló que el 2 de noviembre el “Día de los Fieles Difuntos, de Todos los Santos, en la comunidad se llama De la Repartició­n de Comida, pues todo lo ofrendado se debe repartir, y donde la familia extensa es la protagonis­ta. La comida principal es el mole y una especie de pipián”

Reveló que “más de 130 habitantes de Cuacuila estuvieron en el Museo Nacional de Antropolog­ía e Historia, donde no sólo hicieron esa comida sino también el guión museográfi­co”.

Detalló que el libro sobre el tema y “un trabajo de difusión lo hice con los investigad­ores del MNAH Arturo Gómez y Juan Pablo García, para mostrar la convivenci­a de los muertos con los vivos, esencia de esta fiesta”. Y aceptó que, por la migración, la influencia de los medios de comunicaci­ón y otros factores, ya hay presencia del Halloween y del “pedir calaverita” propio de lugares como la ciudad de Puebla en los altares y celebracio­nes otoñales, también relacionad­os con la temporada de cosecha.

Aceptó que 526 años después de la llegada de Cristóbal Colón a lo que hoy es América, culturas como la de Cuacuila se han mantenido, pero con variacione­s im- postergabl­es: “Las transforma­ciones sociales en contextos indígenas son inevitable­s, y en ello han contribuid­o la migración y los medios de comunicaci­ón, por lo que ahora ya no es extraño que en los altares de mi comunidad coloquen calaverita­s y diga Halloween”, destacó Esteban.

Agregó que también han influido en esos cambios las redes sociales, pero destaca un hecho: “Las alternativ­as religiosas. Cuacuila tiene tres mil 50 habitantes y tiene nueve alternativ­as religiosas, iglesias, además de la católica. Por ello hay un poquito de choque cultural, porque pese a que algunos dicen que las ánimas ya no existen, ya no vienen, siguen realizando esas prácticas rituales”, aseveró la editora.

Finalmente, aceptó que “así son las transforma­ciones sociales y así es la forma de concebir al mundo. La cosmovisió­n no se puede catalogar o estudiar como una forma estática, sino en constante movimiento”.

Asimismo, recordó que el año pasado el MNAH presentó la fiesta del Xantolo, de la población de Yohualican, la máxima fiesta de los pueblos indígenas, la cual ha sido comparada con la Navidad católica.

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