La cuarta transformación
En este momento de arranque formal de la nueva Presidencia, lo que impera en el ánimo de la mayoría de los mexicanos, es la esperanza de que todos los cambios y medidas que se echen a andar, se traduzcan en una mejora de sus condiciones de vida.
Después de la elección del pasado 1 de julio, con el apabullante triunfo de Andrés Manuel López Obrador como Presidente de la República, así como de la mayoría de los candidatos a las gubernaturas postulados por MORENA en estados como Tabasco, Chiapas, Veracruz, Morelos, (Puebla aún indefinido)y la Ciudad de México, así como el haber obtenido la mayoría en las cámaras de Diputados y Senadores, todo ello además de los triunfos de sus candidatos a diputaciones locales y de las alcaldías de las ciudades más importantes de los estados donde obtuvieron las gubernaturas, el panorama para el nuevo gobierno, no podía ser más promisorio y favorable, por la enorme expectativa que tienen la gran mayoría de los ciudadanos que los favorecieron con su voto.
Sin embargo, ahora viene la etapa más difícil, al asumir el cargo este 1 de diciembre, que consiste en lograr cumplir las promesas y compromisos hechos por el Presidente electo a lo largo y ancho del país en los meses de campaña, tales como: terminar con los privilegios de las élites y grupos políticos que han detentado el poder presidencial durante los tres últimos sexenios, investigar y combatir la corrupción y los escándalos como el de la casa blanca del Presidente Peña Nieto, el caso Odebrecht, los desvíos de recursos y enriquecimiento ilícito de ex gobernadores,
MORED/DÍA como el de Veracruz, Javier Duarte, y de Chihuahua, César Duarte, a los que habría que agregar los de Humberto Moreira, de Coahuila, Rosario Robles, en la SEDATU y una larga lista de ex funcionarios que a lo largo de estos meses de la transición comienzan a ser señalados con información que los involucra en dichas conductas.
Las promesas, que han comenzado a cumplirse con las reformas y leyes aprobadas en las Cámaras de Diputados y Senadores , han tocado a grupos del poder económico del país, como los empresarios y bancos, así como a una clase política acostumbrada a hacer y deshacer con los recursos públicos y que ahora seguramente darán la batalla por las vías a su alcance, a fin de evitar que se logren las transformaciones y cambios que el país demanda y que nos han llevado a una sociedad, donde la riqueza se concentra en unos cuantos y la pobreza en millones de mexicanos, quienes hoy tienen la esperanza de que efectivamente nuestro país cambie para despegar a una etapa donde se termine con la desigualdad y se brinden a las nuevas generaciones mejores oportunidades para el desarrollo de nuestra economía y sacar a México de los últimos lugares en los rubros de corrupción, opacidad, impunidad, inseguridad, delincuencia y narcotráfico, que hoy representan un obstáculo para el avance del país.
En este momento de arranque formal de la nueva Presidencia, lo que impera en el ánimo de la mayoría de los mexicanos, es la esperanza de que todos los cambios y medidas que se echen a andar, se traduzcan en una mejora de sus condiciones de vida.