Bienvenido, presidente López Obrador
Sus enemigos están en el peor descrédito; sus adversarios, también; debe tranquilizar lo primero, no lo segundo; un poder sin contrapesos con facilidad puede derivar en el abuso y en la confusión autoritaria de que el país, Estado, gobierno, proyecto y partido son lo mismo
Bienvenido al ejercicio formal del poder, señor presidente Andrés Manuel López Obrador. Su lucha de muchos años, de persistencia, adversidad y esfuerzo llega a la meta: estar en la silla de los grandes presidentes y también de los, para usted, usurpadores de la voluntad popular. Su arribo seda en condiciones inédit as: el rechazo y hasta repudio generalizado al estado de cosas, un tema con un fuerte contenido emocional, y una sólida voluntad social mayoritaria que se acompaña de una fuerza legislativa para hacer de su proyecto leyes e instituciones.
Sus enemigos están en el peor descrédito; sus adversarios, también. Debe tranquilizarloprimero, no lo segundo. Un poder sin contrapesos con facilidad puede derivar en el abuso yen la confusión autoritaria de que el país, Estado, gobierno, proyecto y partido son lo mismo. Génesis del autoritarismo. Los contrapesos institucionales, quizá con la excepción del Consejo de la Judicatura Federal (CJF), están diezmados. Los órganos autónomos y los poderes locales, expuestos al impulso avasallador del cambio. La sociedad civil también está pasmada y en estos meses se advierte que ha perdido vigor y sentido para hacer valer sus intereses. La voz silenciosa de los mercados, despreciada por una parte importante de su coalición, se ha hecho sentir y eso debe preocupar si la prioridad es el crecimiento económico y la modernización del país.
Es lamentable que haya evitado un mensaje de reconciliación en su ungimiento. El país lo requiere. El pre si denteLó pez Obrador,como jefe de Estado, deber representar a todos y ver por todos, no solo por los afines o quienes le llevaron al poder, el compromiso es con todos. El presidente López Obrador, como jefe de gobierno, tiene que decidir y optar, es explicable que sea consecuente con la coalición mayoritaria que le llevo al poder, es su privilegio y también su obligación. El pre si denteLó pez Obrador, como jefe del partido gobernante, debe movilizara los suyos para ser corresponsables de la misión histórica de ejercer el poder para bien y alejarse del ánimo de revancha o soberbia muy común de quien está en situación de privilegio.
La agenda nacional permite diferenciar cuándo y cómo ser jefe de Estado, jefe de gobierno o jefe de partido. La democracia da para los tres, pero no para que se confundan. Cada acción en su momento, en su ámbito y con su propia dinámica. Ya se es Presidente de todos los mexicanos y esto debe prevalecer sobre cualquier otra consideración sea de partido, grupo o visión del país.
El tránsito de la oposición al gobierno no es cualquier cosa, más en estos tiempos de emociones colectivas desbordadas que lo mismo llevan al cambio que al retroceso, al ánimo de mejorar que al de golpear, al deseo de justicia que al de linchamiento, al de edificar que al de destruir, al de comprometerse para mejorar que al de naufragar en la fantasía. No es lo mismo cultivar la ira social y el encono popular para polarizar y ganar votos con mayoría, que administrar y cuidar la casa de todos. Un buen gobierno se hace con la suma de muchos, de los mejores. Hay buen equipo, pero también desafíos significativos que no dan para desviarse de ruta.
El juicio al pasado es tema de justicia y de legalidad, no pasa por la discrecionalidad del gobernante. Por ello no son aceptables condenas anticipadas ni absoluciones abstractas. En todo caso corresponde al Congreso definir los términos y alcances de una amnistía. La condena al pasado no concluye con el triunfo electoral del opositor; demanda que el abuso o el desvío del patrimonio nacional sea ejemplarmente sancionado en actos de rigurosa justicia. Esto nada tiene que ver con revancha, sino con lo que es atender la ofensa mayor del México de hoy día: la impunidad.
Uno de los mayores riesgos para abatir la impunidad es la embestida interesada de personajes que buscan ganar espacio político a partir del prejuicio social y la frivolidad de argumento. Habrá que tener cuidado con ellos para no pervertir a la justicia.
Bienvenido, señor presidente López Obrador a la privilegiada responsabilidad de gobernar al México de todos.
Lamentable que se haya evitado un mensaje de reconciliación; el país lo requiere