Se desata sobre París el frenesí de los
puestos a cometer actos violentos para protestar contra las medidas del gobierno francés.
“Esta respuesta es legítima, ya que se trata de la respuesta al silencio de Macron”, se justificaba Chantal, de 45 años, que vino de Lorena (este de Francia), con su marido y sus dos hijos. “Todos los meses terminamos con 500 euros en negativo en nuestra cuenta bancaria”, añadió.
Otros miembros de los chalecos amarillos, sí condenaron los disturbios, ya que consideran que perjudican su causa.
La izquierda radical estaba presente, así lo reflejan numerosas proclamas anticapitalistas que gritaron los manifestantes y las pintas en varias vitrinas del acrónimo ACAB (All Cops Are Bastards, “Todos los policías son unos bastardos” en inglés), un eslogan habitual entre ellos.
Grupúsculos ultraderechistas, como Acción Francesa o Bastión Social, también participaron en las protestas.
Además, pequeños grupos de delincuentes cometieron altercados en la plaza de la Bastilla o en la zona de los Campos Elíseos, donde saquearon una tienda y quemaron una moto.
El procesamiento judicial de las 380 personas detenidas servirá para conocer con mayor detalle su perfil.