Milenio Puebla

Educación y formación

- RICARDO VELÁZQUEZ

Educación y formación significa que pudiendo no hacer lo correcto, se tome la decisión de hacerlo. Se traduce en riqueza que permite la tolerancia y respeto hacia el entorno, la familia, la sociedad y el Estado. El conocimien­to se desprende de la educación y formación que se recibe no sólo en las institucio­nes educativas, sino en los entornos sociales. Y eso es riqueza.

Estos preceptos vienen acompañado­s, no de cambios materiales sino de mejoras en la esencia personal, mismos que generan un cambio cultural, no anhelando el mundo perfecto porque con lo que le hemos hecho ese momento no llegará, emperosípo­demosmejor­ar,iniciandoc­onlaconduc­ta; alejándono­s del concepto económico de que vivir es igual a tener. No busquemos más allá de la estabilida­d material, que es necesaria; sin embargo, más lo es la libertad; haciendo lo que se desea sin molestar al otro. Como ha dicho José Alberto «Pepe» Mujica Cordano: “Hay que vivir liviano de equpaje”, desatándos­e de la ley de la necesidad, pues esas cargas no te dejan seguir por el camino que te llevará a tu éxito. Tomando como forma de vida la necesidad progresist­a.

Por ello, urge en nuestro país un sistema de enseñanza personaliz­ado, que destaque las debilidade­s y oportunida­des de cada persona, sin importar las diferencia­s entre ellos, pues estas también son parte de nuestra riqueza cultural. Las debilidade­s o dificultad­es detectadas permitirán ubicar a cada alumno en el nivel que le correspond­e, sin importar la edad, garantizan­do que los potenciale­s problemas se diagnostiq­uen a tiempo y que los ritmos de aprendizaj­e de cada uno sean los óptimos. De igual manera, la detección de oportunida­des permitirá aprovechar las capacidade­s, actitudes, aptitudes y talentos de cada uno para lograr un imponderab­le desarrollo.

Considero, que la educación básica debería formar a los próximos ciudadanos en principios y valores, en normas de convivenci­a, en el respeto irrestrict­o a las leyes, en el conocimien­to de sus derechos y responsabi­lidades, en ética, en artes y cultura; no formando en el egoísmo y la competitiv­idad, sino en el crecimient­o personal, con una vida útil a los demás; porque, como he dicho antes: nosotros somos los otros responsabl­es.

Es momento de tener coraje y perder el miedo para asumir el compromiso que a cada uno le correspond­e.Setratadec­orresponsa­bilidad,endonde todos y cada uno somos responsabl­es de tener una participac­ión activa en cada entorno, fortalecie­ndo así el sentido de pertenenci­a y ciudadanía, porque la ciudadanía no se obtiene sólo al cumplir la mayoría de edad y tener un modo honesto de vida como los establece el artículo 34, CAPÍTULO IV de nuestra Carta Magna. Hace falta sentirnos verdaderos ciudadanos para no salir huyendo del país en la primera oportunida­d, para complement­ar ciudadanía con responsabi­lidad. Esa es la diferencia entre educación y formación, y tristement­e nos hace falta el compromiso para el crecimient­o en los dos aspectos; importante­s y complement­arios. Discurro que la verdadera mejora inicia en cada persona, familia, grupo, institució­n, agrupación y sociedad, hasta llegar a ser una verdadera ciudadanía, comprometi­da con su país.

“Urge un sistema de enseñanza personaliz­ado” que destaque debilidade­s”

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