Las guarderías, las abuelitas y la 4T
Las mañaneras son a veces reveladoras. Ahí Andrés Manuel López Obrador nos cuenta la orden que dio y luego vemos a su gobierno obedeciendo sin chistar. Y vemos cómo, por no decirle que no, los funcionarios se pueden meter en un lío enorme y terminan en el abismo.
Ahora andamos en lo de las estancias infantiles y la modificación del programa creado hace dos sexenios que le daba dinero a las que eran aprobadas para que se encargaran de niños de familias afiliadas al programa –muchas eran casas habilitadas por amas de casa que ayudaban a las mujeres de su barrio–, otras no. Estos lugares podían tener otros niños por los que no recibían subsidio y debían comprometerse a ciertos estándares. Es decir, el Estado “subrogó” la que era su responsabilidad.
Como suele suceder en este país en el que vivo, pues el asunto se fue deteriorando y sí, comenzamos a escuchar de quien convertía las estancias en un negocio, de falta de supervisión, de estancias fantasma, poca transparencia, de esposas de políticos que ponían su A.C. y recibían dinero del programa…. Nada nuevo por esta geografía.
Entra a escena la 4T, siempre necesitada de dinero y de clientelas, y sospechosa de absolutamente cualquier cosa que haya hecho alguien que no sean ellos. Y llegó con el machete de López Obrador cuando se necesitaba bisturí.
Menos presupuesto, revisamos las edades de los chamacos, y ahora el dinero mensual (poquito menos) directo a las madres de familia. Que ellas elijan en qué gastarlo, nos dicen; es más, si quieren que se lo den a sus abuelitas para que cuiden a los niños (Urzúa dixit).
Pequeño problema: muchas de estas estancias existían solo por el subsidio directo del programa. En muchos casos su supervivenciadependerá de que las ma más sigan eligiéndolas, que les paguen a tiempo, y ahora les pagarán menos por niño. Pues sí, habrá desabasto de guarderías. Pues sí, no habrá castigo para quienes se aprovecharon del programa. Pues sí, habrá una nueva clientela directa.
El neoliberalismo, diría la 4T, privatizó su responsabilidad con la infancia. No vaya a ser que ahora ellos la abandonen y se la transfieran alas mujeres, para seguir reforzando estereotipos de género…
Habrá desabasto de guarderías y una nueva clientela directa