La Cuarta Magna
Si no emprendemos la aventura de una nueva Constitución será porque tenemos que realizar nuestros programas clientelares, concentrar el poder al máximo, entregarle la seguridad pública al Ejército, implantar a nuestros superdelegados...
Ya salió el peine. Un peine grande. Se conmemoraba el 102 aniversario de la Constitución, que no ocurrió en la Batalla de Puebla, como afirman los personeros de la Secretaría de Cultura (personeros, gran palabra). Y resulta que el presidente Liópez Obrador dijo lo que le faltaba por decir, que aunque la cuarta transformación merece ría una cuarta Constitución “pues ya está muy parchada”, su gobierno solo promoverá “reformas profundas”, aunque no descartó convocar a un Constituyente al finalizar el sexenio. Gil lo leyó en su periódico MILENIO, en una nota de Jannet López Ponce (bien escrito, oh, sí).
Como digo una cosa, digo la otra, diría el filósofo; ycom oh agouna,h agola otra :“Buscamos unan uevatra ns formación y correspondería tener una nueva Constitución, pero pensamos que no hay condiciones para eso, porque tenemos otras tareas que consideramos más importantes, así que se optó por hacer reformas a la actual Constitución, que consideramos tienen la misma importancia,la misma profundidad que una nueva Constitución, que no debe descartarse, pero que puede dejarse para el porvenir”.
Es decir, si no emprendemos la aventura de una nueva Constitución será porque tenemos que realizar nuestros programas clientelares, concentrar el poder al máximo, entregarle la seguridad pública al Ejército, implantar a nuestros superdelegados (Héctor Aguilar ha dicho), si no tuviéramos todas estas cositas por hacer, a lo mejor y sí nos rifábamos con la Cuarta Magna y le llamaríamos así, Cuarta Magna, como si fuera un brandy popular. Ora, échate otro Magna, no te acobardes.
Increíble
Gil no da crédito y cobranza. Increíble que Liópez y su gobierno cumplan con los pasos exactos del populismo. Gil ha citado en esta página del fondo hasta el cansancio a Jan-Werner Müller y su indispensable librito ¿Qué es el populismo? (Grano de Sal, 2017). Aguilar Camín también lo ha traído a cuento en sus análisis y apenas ayer hizo esta cuenta de las reglas del populismo: “hablar a nombre del pueblo, capturar el Estado, someter a los otros poderes, crear nuevas clientelas, someter o contener a los medios, contener o someter a la sociedad civil y hacer nuevas constituciones”.
Como lo leen y lo oyen y lo sienten (ya, esto es serio): nuevas constituciones. El Presidente impulsará tres cambios constitucionales: la corrupción, delito grave sin derecho a fianza; acabar con la impunidad y el fuero del Presidente de la República; terminar con los fraudes electorales, que no se compren votos, que no se utilice el presupuesto para favorecer a ningún partido, a ningún candidato.
Para empezar por el final: que no se favorezca a ningún partido mediante el uso del presupuesto. Diantres, ¿y qué será entonces del dinero para los viejitos y los jóvenes traído directamente del presupuesto? ¿Gamés parece tonto? Sonaja y chupón para Gilga y a jugar a la pon-pon-ta-ta. No manchen su alma, carambas.
Gil se permite informar al Presidente de la República que desde hace al menos 25 años se realizan en México comicios ciudadanos limpios y competidos organizados por el IFE, primero, y el INE, después, y que ese instituto organizó las elecciones en las cuales ganaron el Presidente y Morena por una impresionante mayoría. Un poquito de por favor.
Y a todo esto, ¿el INE nada tiene qué decir? No obedecer antes de que se oigan las órdenes, gran máxima de nuestros tiempos, o como diría el jefe Pagés en sus años dorados: a la hora de los madrazos, al que se agacha se lo chingan doble. Carambas: estás viendo y no ves, Lorenzo.
Liópez anunció reformas profundas a la Constitución, que “está muy parchada”
Detrás de la cortina
Y hablando de libro del populismo, en Veracruz el Presidente dijo con toda claridad: “Sí queremos el libre comercio y vamos a respetar los acuerdos, pero vamos a defender a los productores nacionales. Primero México y luego el extranjero”. Sounds familiar. Alguien dijo algo muy parecido hace poco tiempo, un personaje inolvidable de la vida pública internacional, pero Gil no acierta a recordar su nombre. Ah, la amnesia.
Caracho, todo es muy raro. Como diría Pedro Infante en su papel de Pepe el Toro en Nosotros los pobres: Chachita: no hayas escondido ese dinero. Me fundes para toda la vida. Que por muina me quieras dar un susto; si me quieres espantar, ya me espantaste.