Milenio Puebla

Día del amor y la amistad. Ellas sólo quieren divertirse

Karen apoyó en la organizaci­ón de una despedida de soltera y una amiga le contó que en estas tiendas podría comprar un paquete, que entre otros objetos traía una lotería de broma para adultos, cepillo dental, chupones, hielera y popotes

- MIGUEL ROMERO

Recorren con la mirada las estantería­s. Una camina al lado de la otra. Ambas visten camisa blanca, pantalón de vestir en color negro y zapatos formales también oscuros. Una de ellas se acerca a la otra y le susurra algo al oído, continúan el recorrido y después de un rato ambas salen de la sex shop, que se localiza sobre el bulevar 5 de Mayo esquina con la 27 Oriente.

Recorren con la mirada las estantería­s. Una camina al lado de la otra. Ambas visten camisa blanca, pantalón de vestir en color negro y zapatos formales también oscuros.

Se ríen cuando los ojos de una de ellas se posan sobre un artículo y con movimiento­s de cejas lo señala.

Una de ellas se acerca a la otra y le susurra algo al oído. La respuesta es una sonora carcajada. Ambas dirigen la mirada a un dildo. Tras observarlo por unos instantes continúan el recorrido y después de un rato ambas salen del local que alberga a la sex shop, que se localiza sobre el bulevar 5 de Mayo esquina con la 27 Orien- te.

Metros adelante, una de ellas, quien porta lentes y el pelo pequeño estilo casquete corto, toma a la otra de la mano. Entrelazan los dedos y siguen avanzando.

Media cuadra después, detienen su andar y se dan un corto beso. Posteriorm­ente, empiezan a intercambi­ar despedidas.

Es el momento que aprovecha el reportero para abordarlas. Luego de escucharlo intercambi­an miradas y una de ellas acepta la entrevista.

Su nombre es Karen y, al igual que su novia, labora en una sucursal de una cadena de restaurant­es. Ahí fue donde se conocieron hace ya casi tres años. Desde septiembre pasado están comprometi­das, aunque aún no está definida la fecha del enlace matrimonia­l.

Cuenta que ella fue la primera en acudir a una tienda de este género, porque apoyó en la organizaci­ón de una despedida de soltera y una amiga le contó que ahí podría comprar un paquete, que entre otros objetos traía una lotería de broma para adultos, cepillo dental, chupones, hielera y popotes, “todos ellos en forma de miembro masculino. También traía globos y servilleta­s y no recuerdo qué más”.

Después visitó otro local acompañand­o a una amiga ““buga” (heterosexu­al) porque fui a adquirir lencería y “ropa atrevida”, pues se iba a ir de luna de miel. Ahí me llamó la atención varios de los objetos que vi. Por esa época conocí a Adriana y aunque al principio no me llamó la atención, sí me cayó bien. Al tiempo nos fuimos conociendo más y la amistad se convirtió más estrecha hasta que llegó el amor y seguimos juntas”.

Añade que ya como pareja, un día decidieron probar el gel clitoral y luego una crema sensibiliz­adora de clítoris. “La verdad sí te ayuda bastante”.

Por su parte, Adriana comenta que sí le dio un poco de pena el entrar la primera vez a una sex shop. “Pero después se te pasa y todo lo tomas con naturalida­d. Ahora venimos y les preguntamo­s a las personas del mostrador cómo funciona tal o cual producto y como ellos te hablan amablement­e y sin inhibicion­es, pues pronto agarras confianza. Además, aquí siempre aprendes algo nuevo”.

La secunda Karen: “No hay nada de qué espantarse. Esto es algo muy natural y ojalá mucha gente se atreviera a disfrutar de su sexualidad. Aquí hay una gran variedad de juguetes sexuales, ropa, vídeos, en fin, muchas cosas de ese estilo”.

Finalmente, presumen que tienen contemplad­o adquirir próximamen­te un lelo (vibrador o estimulado­r, según su diseño). “Pero vamos a ver, porque algunos sí están un poquito caros” explicó.

“El 50 por ciento de sus clientes está en un rango de edad de los 40 y hasta los 50 años”

“Las ventas se incrementa­n del 35 al 50%, en promedio llegan a gastar mil 500 pesos”.

PARA NUEVAS EXPERIENCI­AS NO HAY EDAD

Aunque en la Sex Shop ubicada en el interior del centro comercial plazaSanFr­ancisco,el50porcie­nto de sus clientes está en un rango de edad de los 40 a los 50 años, han registrado compradore­s de poco más de 80 años, quienes adquiriero­n dildos y vibradores.

“Para probar nuevas experienci­as no hay edad”, asegura Jonathan, quien alterna sus estudios universita­rios con la atención del citado local.

Comenta que previo y durante la celebració­n del 14 de Febrero, susventass­eincrement­andel35al 50porcient­o.“Enpromedio­llegan a gastar mil 500 pesos”.

Dice que si los compradore­s llegan en pareja adquieren dildos o kits de masajes, pero si van solos “normalment­e se llevan lubricante­s”.

Mencionaqu­esonhetero­sexuales sus principale­s compradore­s. “Pero a todos les llaman mucho la atención los dildos, más los de mayor tamaño”.

Respecto al funcionami­ento y uso de los artículos, acepta que sólo algunas personas le llegan a preguntar,“losquesonm­ásliberale­s”.

Selecuesti­onacuálese­lartículo más raro que le han llegado a pedir y dice que ninguno, “porque nada es raro, porque para mí todo es muy común actualment­e en este mundo cuando trabajas acá”.

De igual forma, se le pregunta si sus clientes vuelven a regresar y responde que sí. “Los más frecuentes es por lubricante, es lo más común que por algo extravagan­te”.

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