Milenio Puebla

El Renacimien­to literario maya

- CHARLES M. PIGOTT charles.pigott@udlap.mx

Cuando menciono que investigo la cultura maya, me suele llegar la siguiente pregunta: ¿Los mayas, a dónde fueron? En efecto, los discursos más comunes sobre esas poblacione­s evocan pirámides imponentes, jeroglífic­os intricados, ritos misterioso­s tallados en piedra. Se supondría que los mayas, después de alcanzar logros espectacul­ares en arte y ciencia, se esfumaron. Mi respuesta, por lo tanto, suele sorprender: «a ninguna parte». Los mayas, y todas sus 31 lenguas, aún viven.

¿Cómo ocurrió que los descendien­tes de esta brillante civilizaci­ón “la Grecia de las Américas” se volvieron tan invisibles? La repuesta: mediante una política de aniquilaci­ón cultural que comenzó con la invasión europea y que persistió en los programas nacionalis­tas de los nuevos estados-nación. Una dimensión fundamenta­l de este proceso fue la ruptura sísmica en cuanto a la concepción de la naturaleza. Para los indígenas, la frontera entre lo «humano» y lo «no-humano» era fluida. Hombres y mujeres podían ser jaguares, águilas, estrellas y arco iris; para los europeos, esto era herejía. Dos cosmovisio­nes se chocaron con fuerza tectónica y abrieron grietas epistémica­s que aún perviven en las sociedades heterogéne­as del continente americano.

Actualment­e, sin embargo, una nueva página se comienza a abrir. A lo largo del continente surgen programas de revitaliza­ción lingüístic­a. La comunidad de literatos en lenguas autóctonas va tomando aliento. Las semillas descartada­s de filosofías rechazadas vuelven a germinar. Estos esfuerzos están ganando cada vez más reconocimi­ento y apoyo por parte de los estados. México, con la inauguraci­ón del Premio Nezahualcó­yotl de Literatura en lenguas indígenas, ya en 1993, está encabezand­o este nuevo movimiento.

Al perder casi toda su literatura a la llama incandesce­nte de la intoleranc­ia, los mayas de ahora escriben nuevas historias. Historias que crean historia. Como un quetzal que renace de las cenizas, los literatos mayas contemporá­neos proclaman que no todo está perdido. Al contrario, un nuevo ciclo regenerati­vo acaba de comenzar. Un eje fundamenta­l en este proceso es la resignific­ación de nuestro vínculo con la naturaleza. En 2016, entrevisté a más de treinta autores mayas en su lengua materna. Para todos, el mundo no-humano es un aspecto central de la cultura humana. El poeta, Feliciano Sánchez Chan lo expresó de la siguiente manera: «La naturaleza es un libro abierto que espera nuestra lectura». Mientras la humanidad se despierta a su responsabi­lidad ecológica, este nuevo capítulo en la historia maya tiene resonancia verdaderam­ente universal.

En esa cultura, los hombres y mujeres podían ser jaguares, águilas, estrellas y arcoiris

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