Sustentabilidad: el camino de la supervivencia
La complejidad de los problemas ambientales supera el trabajo realizado desde la investigación científica, por lo que es indispensable incorporar en la misma investigación, los conocimientos y técnicas desarrollados por diversos actores de la sociedad.
Así lo plantea, Alejandro Casas junto con un grupo de 17 investigadores, en el artículo “Ciencia para la sustentabilidad: investigación, educación y procesos participativos”. Desde su perspectiva, es importante considerar la aplicación de la llamada “Ciencia para la Sustentabilidad”, la cual se origina a partir del reconocimiento de las limitaciones de los enfoques científicos y tecnológicos que guían el proceso de la investigación. Y es que, a pesar del trabajo realizado, todavía falta un extenso recorrido por entender la crisis ambiental.
Los cambios climáticos encuentran, entre sus causas,
un cambo global, el cual incluye el calentamiento promedio de la Tierra, alteraciones en los índices de Carbono, Nitrógeno y Potasio, la contaminación de los mantos de agua dulce y la de los mares por contener substancias tóxicas, metales pesado y materiales de lenta degradación, como el plástico. Igualmente destaca la pérdida de bosques, invasiones biológicas, extinción elevada de especies, y una variación genética en poblaciones de bacterias y cultivos.
Desde el punto sociocultural, el cambio global se ve reflejado en el crecimiento de la pobreza, aumento de la desigualdad en la repartición de riqueza, procesos migratorios, conflictos de carácter religioso, la pérdida de lenguas y culturas.
De acuerdo al informe Millennium Ecosystem Assesment publicado en
2005, la transformación del planeta a causa de las actividades humanas, ha generado una nueva era geológica denominada: Antropoceno. Ejemplo de esta era, lo demuestran un constante incremento al daño realizado a los ecosistemas en los últimos 80 años. En este sentido, la generación de modelos de desarrollo económico, consolidados después de la Segunda Guerra Mundial, ha sido una causa determinante.
Desafortunadamente los tratados a nivel internacional no han podido responder de manera rápida y adecuada a los problemas ambientales. De ahí, que la ciencia y la sociedad estén en una carrera contra el tiempo. Lo que ha sucedido en los últimos 80 años exige de acciones que posiblemente tomarán siglos para reparar los daños.
A partir de identificar, que la ciencia y la tecnología por sí mismas no brindan las soluciones, resulta preponderante visualizar y comprender los procesos de interacción entre la naturaleza y la sociedad, bajo una visión integrada de procesos socioecológicos. Asimismo, resulta indispensable desarrollar estrategias de investigación multidisciplinar, interdisciplinar y transdisciplinar, ya que es necesario detonar interacciones entre distintas áreas de la investigación científica para comprender un problema en común.
De esta forma, resulta fundamental humanizar la ciencia a favor de la sociedad, aspecto que marca el ritmo de la Asociación Mundial de Investigadores, que presido, y que incluye a toda persona que desde su experiencia, campo de trabajo o disciplina aporte conocimiento.
Hoy ya no es factible pensar que la ciencia por sí sola es la solución, por el contrario, la ciencia debe involucrar a la sociedad para resolver los problemas que como hemos visto, requieren de acciones urgentes para sobrevivir a la incertidumbre de los cambios globales.
Por esta razón, vale la pena destacar, las acciones que instituciones educativas realizan desde su interior, tal es el caso de la conformación de campus libres de humo, los cuales más allá de liberar a sus comunidades de situaciones de riesgo, generan un cambio cultural, educativo que nos lleva a considerar que tanto una acción individual, como una acción comunitaria son los ejes para sobrevivir a los cambios globales.
Desde el punto sociocultural, el cambio global se ve reflejado en el alza de la pobreza