Las pintas alcanzan la cabeza del secretario
Un grupo de mujeres lanzó consignas y diamantina contra el jefe de la SSC para exigir justicia por abusos sexuales y feminicidios; la protesta se trasladó a la Procuraduría capitalina, donde ingresaron y rompieron cristales
Vestidas de policías, con canciones y pancartas, mujeres iniciaron una protesta que, prometieron, sería pacífica. A la una de la tarde, unas 300, estudiantes en su mayoría, se concentraron afuera de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Ciudad de México para manifestarse por la violación de una joven de 17 años quien denunció haber sido atacada por policías en Azcapotzalco.
Conforme pasaban los minutos, las manifestantes elevaban el tono de las quejas y alternaron cantos con las frases :“Despídete de tu verga, violador de mierda” y“Pendejo ¿no que te dije que no’, mi cuerpo es mío, solo mío, yo decido, tengo autonomía, yo soy mía”. Algunas de ellas, con el rostro cubierto, pintaron la fachada del inmueble con las palabras: “Asco” y “violadores”.
Cerca de las dos de la tarde, entre empujones y gritos, el secretario de Seguridad, Jesús Orta, salió del edificio para intentar dialogar con ellas, pero las consignas contra su administración y los policías a su cargo continuaron.
Con el rostro descompuesto por los gritos y rodeado de policías bancarios, Orta señaló que las acciones ejercidas por los policías a su cargo “lesionan la confianza de la ciudadanía. Para nosotros es muy importante que se restituya esa confianza dándoles garantías de que vamos a proceder de una manera imparcial y que no se va a intimidar absolutamente a nadie”.
“Lo único que quiero decirles es quede mi parte, como titular de esta dependencia, que estamos totalmente del lado de quienes demandan de que haya justicia y yo voy a garantizar eso desde esta institución y que la consigna de la policía es que haya protección a la mujer y a toda la ciudadanía”.
Mientras el funcionario hablaba sobre el tono de la protesta y se
quejaba de los insultos que recibía, jóvenes aventaron diamantina rosada, que provocó la huida del secretario, quien de inmediato fue escoltado al inmueble, cerrando con ello la posibilidad de diálogo con las manifestantes.
Más temprano, el funcionario señaló que la procuraduría capitalina citó a 10 elementos para tomarles declaración: nueve se presentaron y uno apenas fue localizado, por lo que acudirá ante la autoridad lo más pronto posible.
Explicó que fueron citados 10 elementos, porque algunos de ellos fueron los que atendieron la llamada al 911 que hace la familia, así que se presentaron como testigos y otros que están siendo como probables imputados, pues no hay imputados de manera directa.
Pero a las protestantes poco les importó que Ort ano dialogara, por el contrario, esto incentivó que se trasladaran a las instalaciones de la Procuraduría local. El contingente avanzó sobre Chapultepec, con el mismo tono en sus consignas y haciendo pintas en diversos inmuebles.
Un joven que se sumó a la manifestación colocó la cabeza de un cerdo en el poste de la entrada del inmueble en Gabriel Hernández y otro más destruyó la cámara de seguridad colocada afuera.
Cerca de las tres de la tarde, un grupo de jóvenes con los rostros cubiertos se apostó en las puertas de cristal y luego de rayarlas, forzaron la entrada. Otro grupo más comenzó a aventar botes de pintura a los cristales, hasta que un hombre de cabello largo rompió las puertas de cristal con una barra de metal.
Lo que ocurrió luego fue la euforia de las jóvenes, que entraron en avalancha al edificio. Los trabajadores de la PGJ e incluso personal de Protección Civil se protegía, mientras en los costados de la entrada, muchas de ellas rompían el cerco de seguridad junto con los escritorios de la entrada rayaban los letreros de la dependencia.
Enfriados los ánimos, personal de esa oficina le solicitó a las mujeres de la protesta que solo un grupo de dos o tres personas ingresara al sitio a dialogar. Aracely Osorio, madre de Lesby Berlín, víctima de feminicidio, encabezó el grupo, pero luego de 20 minutos se retiraron.
Osorio dijo que su presencia era por una “convocatoria amplia para protestar por los recientes hechos de la violencia sexual contra las mujeres en esta ciudad y no de un caso el particular”.
La madre de Lesby también se deslindó de los hechos violentos y aprovechó el altavoz que las jóvenes le proporcionaron para hacer un llamado a las que ahí habían violentado el sitio, para que las futuras protestas sean pacíficas.