Milenio Puebla

15 segundos y 12 toques para marcar

América. Las Águilas lograron la victoria con una de las suertes que se trabaja en la semana: el contragolp­e, algo que se pule a conciencia para explotarlo en el momento adecuado

- HIGINIO ROBLES LEÓN

Miguel Herrera es un entrenador puntilloso, el Piojo trabaja las virtudes y defectos de su equipo, los pule a detalle para ser más sólidos en defensa y efectivos en ataque, procura no dejar cabos sueltos. Hay días que las cosas salen y otros no, pero semana a semana el trabajo no para, no se sabe cuándo una circunstan­cia de juego pueda presentars­e, como en Toluca, donde explotaron un contragolp­e que nació de un tiro de esquina a favor de los Diablos.

Y es que el contraataq­ue es una de las suertes que el América del Piojo maneja casi a la perfección, porque se vale de los recursos para ejecutarlo de buena manera. Cuenta con jugadores vertiginos­os, que en el mano a mano desequilib­ran a los adversario­s a base de velocidad y regate. Y jugadores de buen pie, capaces de poner una pelota al espacio con el timing necesario para que el velocista arranque en ventaja con respecto al rival. Esos factores se conjuntaro­n en el gol que le dio el triunfo a las Águilas en Toluca.

Al minuto 61, Rodolfo Salinas mandó un centro desde la banda derecha que Jorge Sánchez desvió a tiro de esquina. Ahí empezaron a escucharse los silbidos del Piojo, el método de comunicaci­ón del entrenador que tienen identifica­do los jugadores y que los hace voltear mecánicame­nte a la banda para recibir la instrucció­n pertinente.

Miguel ordenaba cómo se tenían que parar en defensa, pero sobre todo fuera del área para cazar algún rechace. Antes del cobro ordenó a Andrés Ibargüen, para que el colombiano estuviera atento a esa acción. Diego Rigonato cobró, una pelota que no tomó altura y Carlos Vargas se tendió de palomita para despejar.

En ese momento del rechace Renato Ibarra estaba en el área, el ecuatorian­o vio que Andrés Ibargüen cazó la pelota, alzó la vista y se percató que había tierra libre de por medio, porque Toluca defendía solo con dos hombres. Uno era Salinas que fue a la presión a Ibargüen. El otro Aníbal Chalá, que se quedó en medio campo como último hombre. Guillermo Ochoa llegará esta tarde a México, el portero hará exámenes este miércoles y hasta el jueves conocerá al resto de sus compañeros.

América viajó este lunes a Atlanta, donde mañana enfrentará al Atlanta FC de la MLS, en el partido por el Campeones Cup.

Ibargüen controló, Salinas lo dejó girar, y el colombiano se volteó y vio la carrera de Ibarra que ya había dejado atrás a 9 jugadores rojos, y lanzó la pelota al espacio; Chalá fracasó en la presión, fue aguantando a Renato, que tomó el balón en tres cuartos de cancha, dio unos toques y notó que había salido como torpedo, al punto de que ninguno de sus compañeros pudo estar a la par para mostrarse como opción de pase.

El ecuatorian­o fue midiendo la distancia de Chalá, preparando el punto para rematar, Adrián Mora, uno de los centrales escarlata, llegó a esa zona para intentar tapar una segunda jugada. Ibarra no lo vio claro hacia dentro y optó por buscar por fuera, entró al área y se acomodó para disparar con la derecha, un tiro raso al que Alfredo Talavera no pudo llegarle y que acabó colándose a la portería en el minuto 63.

A las Águilas les tomó 15 segundos y 12 toques de balón po nerse en ventaja con un contragolp­e bien ejecutado. Una suerte que el América del Piojo ha sabido explotar y hacer muy rentable.

“Debemos mirar a todos los jugadores, no por su nombre, no por su currículo, no por su edad, pero sí por el trabajo que están haciendo”

Pedro Caixinha

Entrenador de Cruz Azul

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