La despolitización
La decisión de sustituir una política social medianamente estructura da por el reparto de dinero en efectivo no es trivial. No sé si alcance para hablar de una transformación histórica, pero importa. Se explica con un argumento muy sencillo: que el dinero llegue a la gente, porque antes se lo quedaban los intermediarios. Mientras no haya denuncias concretas por desvío de recursos, y no parece que vaya a haber las, es solo demagogia. Y desde luego, dada la importancia que se da al “noble arte de la política”, hay que suponer que el proyecto
obedece a motivos políticos.
Por una parte, la decisión implica desmantelaruna parte del aparato de seguridad social, en particular el que dependía de formas des ubrogación, asociación oc oncertaciónconp articulares: estancia s infantiles,albergues, comedor es populares. No hay una evaluación de su desempeño, no una evaluación pública, contrastable. Según el momento, según el público, se dice que había despilfarro, que no llegaba el dinero, pero también se denuncia el sesgo tecnocr ático, el propósito de imponer el criterio de profesionales, especialistas,expertos. La gente no es tonta, no necesita la tu tela de nadie, solo un di ne rito.
Pero también se trata de desmantelar las formas de intermediación política. El argumento es el mismo, igualmente retórico. El Presidente lo repitió la semana pasada, hablando de las organizaciones campesinas: las organizaciones recibían millonadas y repartían nada más migajas, “ellos” se quedaban con la mayor parte de los recursos, ya no, no se va a tapar la corrupción. No hay ningún proceso abierto, por eso “ellos” puede ser cualquiera, todos. Comoquiera, ya no hay razón para protestar.
Uno de los recursos fundamentales de gobierno del régimen revolucionario fue la politización de las necesidades. La distancia entre las aspiraciones y los recursos, entre las leyes y las necesidades, favorecían la organización política de todos los sujetos sociales; a las organizaciones les tocaba convertir las necesidades en demandas organizadas – para negociar. Es claro que hubo abusos, pero es igualmente claro que no todo fueron abusos. Y el sistema cumplí a con una función que no parece del todo desdeñable. No obstante, en la imaginación de los funcionarios del actual gobierno, todos los líderes campesinos son trasunto del don Perpetuo, de los Supermachos, de Rius. Y hay que acabarconellos.
Eliminar a los intermediarios, a esos intermediarios, y repartir el dinero en efectivo, significa despolitizar.
“Mientras no haya denuncias, es solo demagogia”