Tino en el jazz infinito
por la institución, que se presentará hoy a las siete de la noche en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. ¿Por qué no en la SalaPrincipal?Estaesunapregunta que debería contestar Lucina Jiménez, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, pues el músico debería recibir un gran reconocimiento por su entregaaljazzysuinusitadalongevidad. No sé, tal vez esperen a que cumpla los 100 años.
Por lo pronto, Tino se levanta todoslosdíasypiensaenelpresente. Aunque nunca deja de recordar a los músicos que ha conocido y los países en los que ha tocado —difícilfrenarlocuandoempiezaa hablar—,tambiénseocupadecomponer. Para su disco número 56 preparó 12 composiciones inéditas, algunas ya longevas, otras recientes. Cuatro de ellas las escribió ex profeso para la grabación: “Jardines de la Fonoteca Nacional”, “Nobleza chihuahuense”, “Ciudad Juárez con alma y corazón” y “Mi México”, mientras que otra, “Jazz Valentino”,esautoríadesuhijoValentino Contreras.
AlpreguntarleaTinocuálesson sus logros más grandes, el baterista responde con humor: “Yo todavía no la hago. ¡Déjame estar unos 50 años más en el planeta para decirte! ¿Cuáles son mis logros? No lo sé, porque no tengo tiempo de pensarlo. Apenas estoy terminando una cosa y ya estoy en la otra. ¿Cómo puedes decir que has llegado a una cosa finita, si el jazz es infinitoeincluyetodoslosestadosanímicos? ¡Y anémicos!...”
Enseguida cuenta una anécdota: “A los siete años me enfermé muy grave debido a una infección por una bacteria y el doctor dijo: ‘ya traigan el estuche porque este niño se nos va’. Trajeron el féretro y yo dije: ‘¡No, ahí yo no me voy!’ Y aunqueestabaamarradoalacama, medesaté,meparéysalícorriendo. Hepasadopormuchascosasdesde entonces y yo ya no tomo en cuenta la edad. Me siento muy bien y yo festejo la vida tocando”.