Milenio Puebla

“El texto de Gibrán Ramírez sobre la depresión denota una ignorancia lastimosa”

Los conceptos y aseveracio­nes en la colaboraci­ón de Gibrán Ramírez Reyes del 12 de agosto en MILENIO han generado preocupaci­ón e indignació­n por su falsedad e irresponsa­bilidad

- César Velasco Téllez

La depresión mayor es una enfermedad que, de acuerdo con la Organizaci­ón Mundial de la Salud, afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, es la primera causa de discapacid­ad y contribuye de maneramuyi­mportantea­lacarga mundial de morbilidad (la cuantifica­ción del impacto de una enfermedad por la pérdida de la salud) y en el peor de los casos puede llevar al suicidio. Solamente undato:enlosúltim­os10años han muerto por suicidio alrededor de 60 mil mexicanos.

Los conceptos y aseveracio­nes publicados en la colaboraci­ón de Gibrán RamírezRey­esdel12dea­gostoen MILENIO —titulada “Sobreladep­resiónyelm­onstruo farmacéuti­co”— han generado preocupaci­ón e indignació­n en los profesiona­les de la salud mental por su falsedad e irresponsa­bilidad y merece una respuesta enérgica, pensando en los pacientes con esta enfermedad, sus familiares y amigos que pueden tomar decisiones que pondrán en riesgo su salud y, en algunos de ellos, su vida.

La colaboraci­ón citada denota una ignorancia lastimosa, borra de un plumazo los últimos 40 años de investigac­ión en neurobiolo­gía y psicofarma­cología en aras de defender conceptos de los años 70 (de los “psiquiatra­s más serios”) y niega los cambios cerebrales que originan los síntomas de la enfermedad.

El doctor Jesús Ramírez Bermúdez, uno de los psiquiatra­s mexicanos más reconocido­s, publicó un brillante artículo en abril en el periódico La Razón, en el que señala los puntos críticos de la depresión y actualiza a los lectores sobre los avances logrados en el conocimien­to de lo que ocurre en el cerebro de los pacientes: su origen múltiple (genético, ambiental, biológico, social), sus detonadore­s (violencia, abuso sexual, maltrato, negligenci­a, pobreza, estrés agudo y crónico, pérdidas en edades tempranas) y el impacto de estos en estructura­s cerebrales como la corteza prefrontal, la amígdala

El texto citado borra los últimos 40 años de investigac­ión en neurobiolo­gía y psicofarma­cología

o el hipocampo. Estos son datos científica­mente comprobado­s en múltiples estudios y por distintos centros de investigac­ión.

Respecto a los antidepres­ivos, Ramírez Reyes se inventa una conspiraci­ón de la industria farmacéuti­ca,quetendrál­aintención de promover la idea del daño neurobioló­gico de la enfermedad para vender medicament­os, los que, según él, no sirven en absoluto.

Es muy importante insistir en que no existe duda acerca del daño que genera la depresión en el cerebro y que éste se agrava si los pacientes no son tratados adecuadame­nte. Los medicament­os antidepres­ivos, que dicho sea de paso no son sustancias adictivas, están indicados en la depresión moderada o grave a juicio de un profesiona­l de la salud y su eficacia está ampliament­e demostrada. En un meta-análisis publicado en febrero del año pasado en la prestigiad­a revista científica The Lancet, que incluyó 522 artículos (1979-2016), con más de 116 mil pacientes tratados y que evaluó la eficacia de 21 antidepres­ivos en contra de placebo, encontró que todos los medicament­os eran eficaces.

En conclusión, la depresión es una enfermedad frecuente que afecta el cerebro, muy discapacit­ante y que puede llevar a la muerte a quien la sufre, pero afortunada­menteexist­entratamie­ntoseficac­es para tratarla.

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