“Cinco veces hirvió Guanajuato por El Marro, ¿y ahora ningún tiro?”
Aquí el lector no encontrará jamás teorías de la conspiración ni nada por el estilo, pero... Cinco operativos a la caza de José Antonio Yépez, El Marro, provocaron disturbios, quema de automóviles, bloqueos carreteros, ejecuciones tumultuarias y una estela de muertos que ronda los cuatro mil, relacionados todos con el crimen organizado en la zona de influencia del capo guanajuatense, más unos 800 detenidos a lo largo de año y medio de infructuosos lances policiacos y militares.
La penúltima gran ofensiva antes de la captura del líder del robo de combustible había topado con pared y la detención de la esposa, Karina Mora, y otras personas, que fueron después liberadas, antes de saber que la señora, dicen las autoridades, es el cerebro financiero de la organización huachicolera. En la quinta ofensiva, de la que también escapó el sujeto, cayeron su madre, una hermana y una prima, atacaron a sus abogados y en un video juró venganza entre lágrimas.
El episodio acabó con 40 ejecuciones, entre ellas 27 internos de un centro de rehabilitación que, se presume, operaba el Cártel Jalisco Nueva Generación. Apenas en junio pasado.
Año y medio de persecución y disturbios. Incendios, caos, bloqueos. Muchos disparos. Entre los agentes del orden contra la banda de El Marro
y entre ésta con sus enemigos del narco jalisicense encabezados por Nemesio Oseguera, El Mencho. Un mando estatal que sabe de lo que habla había compartido en una reunión informal a un grupo de periodistas que los pitazos al capo venían de algún cabo suelto de la FGR. Lo corroboró el Ejército. Esta vez, obvio, la fiscalía no participó en la aprehensión, ya hecha a un lado por su porosidad.
Nada hay más alejado de este espacio que las teorías de la conspiración, decíamos, pero siempre descansando en Descartes como guía con aquello de la duda metódica, tan útil para el oficio.
De ahí la inquietud: con esos números de violencia en año y medio de cacería, facilitados por el colega Miguel Ángel Puértolas, ¿se le detuvo sin un solo tiro, cuando el hombre estaba armado, sin bloqueos ni disturbios de su cártel, sin que mediara una negociación para su entrega? ¿De un día para otro Guanajuato y el cártel se pacificaron?
Esta vez, obvio, la fiscalía no participó en la aprehensión