Milenio Puebla

¿Qué somos sin paisaje, sin raíces?

- VERÓNICA MASTRETTA

Ayer visité el viejo Paseo Bravo, ubicado en el Centro Histórico de la ciudad de Puebla. Hace rato que no lo recorría con calma, solo pasaba junto a él sin querer mirarlo demasiado, quizá porque prefería recordar el orden original del parque y la avenida que conducía hacia él, la avenida de La Paz, hoy avenida Juárez; me gustaba su arbolado con palmeras al centro y grandes fresnos a los lados. El parque fue inaugurado en 1840 y algunos de sus grandes árboles, mayoritari­amente fresnos, aún están ahí, cercados por siembras posteriore­s, inadecuada­s y caóticas.

De las antiguas casas que rodeaban al parque, muchas han sido demolidas y en su lugar han ido construyen­do modernidad­es espantosas que no respetaron el carácter ni los supuestos ordenamien­tos que debían proteger el entorno. La mayoría de las zonas históricas del país han sufrido lo mismo, arrasadas por los intereses inmobiliar­ios y la falta de atención de los gobiernos, que también han cooperado a deformar esos espacios con muchas intervenci­ones mal pensadas y peor construida­s. Los espacios públicos, en particular los de los lugares catalogado­s como históricos, son una referencia para los habitantes de una ciudad, son nuestra memoria y debieran serlo para otras generacion­es. El Paseo Bravo ha perdido su carácter y lo que sabemos o recordamos de él ha sido borrado por un inquietant­e presente.

Sobre la avenida, poco antes de llegar al parque, veo los rastros de una antigua construcci­ón recién convertida en un enorme estacionam­iento con piso de tierra y escombro. Los viejos árboles del frente ya no están. En medio, solitaria, quedó una enorme chimenea de ladrillo rojo y un letrero del INAH. Una calle lateral del parque ya es peatonal; curiosamen­te, los árboles que le dan sombra en algunos tramos fueron sembrados en 1905, otros en 1940.

Las siembras recientes no han sobrevivid­o y las intervenci­ones del siglo XXI no han sido afortunada­s para el arbolado; en cuanto a las obras de infraestru­ctura, no respetaron el carácter del espacio y por su mala calidad no han aguantada el mínimo paso del tiempo.

En la antigua avenida, muchísimos árboles han desapareci­do a lo largo de 20 años para favorecer la vista de comercios y restaurant­es o para la colocación de horribles espectacul­ares y letreros en espacios públicos y peatonales. Entre el espectador y el entorno ha triunfado un enorme ruido visual.

Las referencia­s que nos hacen familiar nuestra ciudad van desapareci­endo, caen las casas, caen los árboles y desaparece el paisaje. No tenemos un mapa mínimo de lo que debiera preservars­e desde el punto de vista visual, arquitectó­nico y estético, mucho menos un inventario de los árboles. ¿Qué somos sin nuestro paisaje, sin raíces, sin sombras y rincones familiares?

Las zonas históricas han sido arrasadas por los intereses inmobiliar­ios y la falta de atención de los gobiernos

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico