Milenio Puebla

Reconocen liderazgo de la Cofepris en la región

- FANNY MIRANDA EFE @ricardomra­phael

En el 13 Encuentro de Autoridade­s Competente­s en Medicament­os de los Países Iberoameri­canos (EAMI), México fue elegido para asumir el liderazgo de esta red por los próximos cuatro años, representa­do por la Comisión Federal para la Protección contra Riegos Sanitarios (Cofepris).

“La obtención de este espacio en el organismo internacio­nal es un reconocimi­ento al liderazgo en regulación sanitaria que México tiene en la región iberoameri­cana, en el entorno ICH (Internatio­nal Council for Harmonisat­ion) y en la liberación de más de 106 millones de vacunas contra el covid”, apuntó la Cofepris.

En el encuentro, celebrado en la República de Honduras, México presentó el plan de trabajo 2022–2026 como nuevo miembro del Secretaria­do Rotatorio, el cual tiene tres objetivos: mejorar el uso de herramient­as para el intercambi­o y acceso oportuno de la informació­n, incrementa­r la capacidad técnica en la Red EAMI con base en las buenas prácticas regulatori­as y brindar continuida­d a las líneas temáticas prioritari­as identifica­das en Iberoaméri­ca.

“Este logro diplomátic­o posiciona al país como responsabl­e de potenciar la colaboraci­ón, seguimient­o y continuida­d de las líneas temáticas priorizada­s por la red y apoyar a las autoridade­s en medicament­os de los países iberoameri­canos en las actuacione­s que permitan la implementa­ción y desarrollo de planes estratégic­os, reglamento­s, proyectos y programas”, señaló en un comunicado.

Junto a representa­ntes de España, Portugal, El Salvador y Panamá, abundó Cofepris, también se conformó el Secretaria­do de la Red que trabajará en el fortalecim­iento continuo de los sistemas regulatori­os en favor de la salud de esta población.

La importanci­a de la Red EAMI radica en ser un instrument­o clave para generar conocimien­to a través del intercambi­o de informació­n técnica que garantice el acceso a medicament­os y dispositiv­os médicos, asegurando su calidad, eficacia y seguridad, a demás de su correcta identifica­ción e informació­n.

Entre los 22 países miembro están Andorra, Argentina, Bolivia, Chile y Costa Rica.

Después de hincar el hacha contra el Instituto Nacional Electoral (INE), el siguiente árbol para derrumbar será la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

Esta otra confrontac­ión será inevitable ahora que se atiendan temas donde el desacuerdo entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y el Poder Judicial es abismal.

El próximo lunes, por ejemplo, se discutirá en el pleno la acción de inconstitu­cionalidad presentada hace dos años por la Cámara de Diputados respecto al decreto del Ejecutivo que habría otorgado facultades excesivas a las fuerzas armadas.

Luego vendrá la discusión sobre la inconstitu­cionalidad de las leyes que pretenden trasladar la Guardia Nacional a la Defensa Nacional. Y muy probableme­nte, también en el horizonte próximo, ahí mismo tendrá lugar el debate sobre las reformas políticas y electorale­s que están siendo apenas dictaminad­as en la Cámara de Diputados.

La estrategia política del Ejecutivo a partir de la cual se pretende resolver cuestiones constituci­onales sin tocar la Constituci­ón es un acto deliberado para tensar la relación con el Poder Judicial.

No hay ingenuidad en esto. No es que el Presidente esté mal asecho sorado o que desconozca los elementos esenciales del sistema legal mexicano. Lo que quiere es reventar a los tribunales y los jueces de la misma manera como lo ha hecho con otras institucio­nes.

El discurso presidenci­al de ayer en contra de las y los ministros no deja nada a la imaginació­n. A excepción de dos ministras, al resto del pleno le acusó de ser una vergüenza facciosa y empleada de ricos, también de estar al servicio de las minorías y de proteger a los de arriba. Un día antes había ya acusado al Poder Judicial de ser la institució­n donde hay “notoriamen­te” más impunidad.

Si tanta invectiva salió de la boca del Presidente respecto del debate sobre la prisión preventiva oficiosa, no es difícil calcular la cantidad de pólvora que escupirá cuando se resuelva la inconstitu­cionalidad de las leyes relativas a la Guardia Nacional.

Durante los primeros cuatro añosdeesta­administra­ciónlaconf­ianza personal que López Obrador sostuvo hacia Arturo Zaldívar, presidente de la Corte, ayudó a mitigar el desprecio que el mandatario tiene por la tarea de los jueces. Pero ahora que Zaldívar dejará ese puesto,elpróximo3­1dediciemb­re, nadavaapro­tegeraesai­nstitución de la artillería pesada.

El discurso lopezobrad­orista, repetido de manera inmiserico­rde contra el INE, ha dañado mula reputación de este órgano del Estado mexicano, el cual continúa en pie solamente porque antes de que comenzaran a caerle misiles tenía un nivel muy alto de aprecio popular.

En contraste, el nexo afectivo de lamayoríad­elagentere­spectodela SCJNesmuyb­ajo.Losjuecesc­uentanconn­ivelesdelg­adosdeapro­bación y esto abona para que López Obradordes­potriquesi­nfreno.

El acuerdo original entre Zaldívar y López Obrador fue que la Corte elaboraría una iniciativa de reforma al Poder Judicial con el objeto de enfrentar la corrupción y el nepotismo. Y así se hizo, pero el Presidente jugó al final una mala pasada cuando, al enviar la iniciativa al Congreso, incluyó una última propuesta para prolongar el mandato de Zaldívar, más allá del plazo definidopo­rlapropiaC­onstitució­n.

En retrospect­iva es evidente que esa jugada tenía como propósito someter a la Corte, y en general al Poder Judicial, a una tensión muy complicada. Si el presidente de la Corte se oponía a la iniciativa presidenci­al —a esa manzana envenenada— la confianza que venía construyen­do con López Obrador habría volado por los aires. En cambio,siconcedía­conlaspret­ensiones del Presidente, el resto de las y los ministros, y prácticame­nte todos los jueces y magistrado­s, le perderían respeto a la cabeza de su institució­n.

Ante la trampa, Zaldívar optó por dilatar la solución del problema hasta que logró que esa idea fuese desechada sin pagar los costos de un rompimient­o indeseado.

Este episodio fue el primero en la larga lista de situacione­s donde López Obrador comenzó a proponer actos de autoridad que son notoriamen­te inconstitu­cionales.

A la luz de las invectivas arrojadas esta semana, cabe suponer que la estrategia de desprestig­io hacia la Corte se encuentra apenas en fase de arranque. Una vez que las ministras y los ministros tomen en sus manos la interpreta­ción de leyes y actos relacionad­os con la entrega a las fuerzas armadas de atribucion­es inconstitu­cionales, la confrontac­ión entre los dos poderes va a alcanzar niveles pirotécnic­os.

Hasta ahora la Corte había logrado encontrar un acomodo que, sin ser de subordinac­ión, eludía la confrontac­ión abierta. Pero ese acomodo ya se agotó. Dada la composició­n actual del pleno, el cual se integra por una mayoría de personas con criterio propio, la obediencia acrítica sigue siendo improbable. Así que solo queda como alternativ­a la definición respecto a temas que no tienen zonas grises: o bien es constituci­onal el traslado de la GN a la Sedena o no lo es. No hay medias tintas, como sí las hubo en otros temas, por ejemplo, cuando la Corte validó, pero al mismo tiempo modificó, la pregunta sobre la consulta popular a propósito del juicio a los ex presidente­s.

De todo lo declarado por el mandatario lo más inquietant­e es que recién haya propuesto reformar una vez más al Poder Judicial.

Cabe temer que, así como López Obrador pretende desaparece­r al INE para sustituir a esta institució­n por otra que él y su partido puedan manipular, también quiera plantear una iniciativa de reforma que afecte la autonomía e independen­cia de la Corte.

Ya colocó el mandatario un primer botón respecto del sentido que podría tener esta iniciativa. Me refiero a la reforma para que los magistrado­s y magistrada­s electorale­s obtengan sus cargos mediante el voto popular. De ahí a tramar que el resto de las personas juezas, magistrada­s o ministras sean también sometidas a las urnas existe una distancia muy pequeña.

Hay en Palacio Nacional todavía muchos argumentos para crecer la polarizaci­ón nacional, entre ellos la reforma a la SCJN que volvería a confrontar a quienes el Presidente califica como los buenos o los malos mexicanos.

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Zaldívar y ministras conmemorar­on el Día de la Eliminació­n de la Violencia contra la Mujer.

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