Periodistas en peligro de extinción
¿Hubo una época esplendorosa del periodismo? Si revisamos la historia de México, ¿encontramos momentos luminosos del oficio? La salida de don Julio Scherer del periódico Excelsior y la posterior fundación de la revista Proceso son un pasaje emocionante y parteaguas de la resistencia al antiguo régimen de partido hegemónico del PRI.
También podrían resaltarse la libre cobertura hecha por la prensa en general durante el alzamiento del 1 de enero de 1994 en Chiapas; el periodismo de investigación surgido en el arranque del gobierno de Fox; la dramática inmersión de reporteros sociales en la malhadada guerra del narco de Calderón, y la denuncia precisa de la corrupción en el sexenio de Peña Nieto.
Hace días visité la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UANL. Cuando me gradué de ahí —hace 20 años—, el periodismo era una de las tres especialidades ofrecidas junto con Publicidad y Relaciones Públicas. Aunque éramos minoría quienes queríamos ser periodistas en lugar de publicistas o relacionistas públicos, la diferencia no era abismal como descubrí que es hoy.
Pese a que la matrícula de la facultad se ha duplicado en los últimos cinco años, de alrededor de mil alumnos que ingresaron el año pasado, solamente 40 se inclinaron por estudiar periodismo. Esta tendencia a la baja es nacional, me advirtieron maestros y directivos.
Esta tendencia es nacional, me advirtieron maestros y directivos
¿Por qué ha disminuido el interés en el periodismo?, ¿por un tema económico luego de que diarios, revistas, radios y televisoras ya no tienen la capacidad de antes para ser las fuentes de empleo que eran?, ¿inhibirá a jóvenes el hecho de que hacer periodismo en nuestro país implica el riesgo de ser asesinado?, ¿tendrá algo que ver la absurda idea generalizada de que cualquiera puede ser periodista solo por acceder a redes sociales virtuales?
No se trata de mirar con nostalgia un oficio, sino de preguntarnos el rol que tendrán en la sociedad las personas que buscan informar con responsabilidad en una época en la que la mentira, la propaganda, la precariedad y las amenazas ensombrecen la labor periodística.
Tras la visita a mi alma mater me quedé con la sensación de que el periodismo está infravalorado y los periodistas en peligro de extinción.
Por eso hoy tiene más sentido que nunca estudiar periodismo y ser periodista.