Y Seyde sigue teniendo razón
Escribí aquí hace unos días, antes del primer juego de México en el Mundial de Qatar, que yo, como tantos, llevamos 50 años esperando que el equipo nacional desmienta a Manuel Seyde y su siempre enorme pesimismo sobre el futbol mexicano.
Seydefueaquelclásicocronistadeportivo que cuando México fue derrotado porTrinidadyTobago,loquenosimpidió llegar al Mundial de Alemania, escribió:
“Ojalá y a Trinidad y Tobago le debamos, en un futuro inmediato, la regeneracióndenuestrofutbolahoraenmanos comerciales, en donde la mentira para llevargentealastaquillasestodoelsistema desarrollado a fin de inflar ídolos cuya consistencia, anoche lo contemplamos, no soporta el embate de un equipo como Trinidad y Tobago, que es rudimentarioperopundonorosoyqueecharon toda la carne al asador mientras los ratoncitos, medrosos, se reducían a mirar cómo los morenos se llevaban la píldora”.
El mote de ratoncitos verdes lo había utilizado Seyde por primera vez en 1966 durante el Mundial de Inglaterra, cuando la selección no ganó un solo partido y metió un solo gol. El apodo lo cargaron por muchos años más nuestros seleccionados.
Ayer la selección tuvo su mayor fracaso en décadas al no pasar a la segunda ronda, como sucedió en el Mundial de Argentina 1978.
Yo, como la mayor parte del país, vimos ayer el juego rodeados de camisetas
“No es precisamente reestructuración lo que el futbol necesita”
verdes, entre gritos, cantos, emociones, esperanza, porras y al final decepción y algunas lágrimas. Seamos honestos, más allá de que las matemáticas nos ilusionaron, ayer se ganó 2-1 al equipo más flojito del grupo, representante de un país que apenas llega al escenario mundial.
En estos días, como advertía Seyde desde hace décadas, escucharemos a los líderesdelaFederaciónMexicanadeFutbol y de la selección hablar de reestructurar,comenzaraplanear para los próximos años.
Pero como escribió Seyde: “Todos sufren la misma confusión: hablan de reestructurar sin saber a punto fijo qué estructura es la distribución de las partes del cuerpo o de otra cosa o la distribución o el orden con que está compuesta una obra de ingenio, etcétera, etcétera; y así vemos que no es precisamente reestructuración lo que el futbol necesita, sino derribar todo lo existente, disponer quesellevenelcascajoyvolveraedificar”.
Pues sí, tal vez Seyde sigue teniendo razón.