Milenio Puebla

Regreso a casa

La vida no alcanzó, México ganó dos a uno a Arabia Saudita y Argentina derrotó a Polonia 2 a 0, combinació­n suficiente para decir adiós al Mundial de Qatar. Un fracaso rotundo. Hemos regresado a 1978...

- GIL GAMÉS gil.games@milenio.com Gil s’en va

El día que la selección mexicana de futbol haría sus maletas para regresar sin pasar a octavos de final, Dinamarca y Australia peleaban por el pase a los octavos en un juego de velocidade­s australian­as y fuerzas vikingas. Los daneses sitiaron la plaza de los australian­os con líneas verticales por el extremo izquierdo. Dinamarca necesitaba un gol para vivir. Se acercaron al arco pero al final resultaron bruscos y poco creativos para anotar. Australia se ocultó en una nube de sorpresas y anotó con un disparo al rincón de la portería enemiga: los australian­os habían pasado por el puente que conduce a la siguiente ronda.

Horas más tarde le tocaba su turno a México. Las combinacio­nes de los resultados del juego Polonia contra Argentina eran llaves de tuercas para ajustar los tornillos sueltos y trasroscad­os del equipo nacional. Martino dejó en el banco a Herrera y a Guardado, veteranos sin velocidad para detener a los árabes. Vega, Martín y Lozano atacaron desde los primeros minutos, Orbelín y Álvarez jugaron muy bien; los laterales Gallardo y Chávez dieron un juego magnífico. Martín metió el primero y Chávez metió un gol de bandera en un tiro de castigo. La bola se elevó sobre la barrera árabe y derrotó al portero. El gol sabía a triunfo. Luego dos goles anulados. Pero la vida no alcanzó, México ganó dos a uno después de encajar un gol. Y Argentina derrotó a Polonia 2 a 0, combinació­n suficiente para decir adiós al Mundial de Qatar. Un fracaso rotundo.

Desde el Mundial de Argentina 1978, encabezado por el asesino Rafael Videla, México no se había hundido en el fango de la primera fase de grupos. En aquel año México perdió 3 a 1 con Túnez; luego 6 a 0 con Alemania y, precisamen­te, 3 a 1 con Polonia. Un desastre. Gamés los quiere recordar: Pilar Reyes y Pedro Soto, desaventur­ados porteros; el Gonini Vázquez Ayala, Alfredo Tena, Jesús Martínez e Ignacio

Flores, la horrorosa defensa; el Wendi Mendizábal, Antonio De la Torre, Leo Cuellar y Gerardo Lugo, una media ortopédica; Enrique López Zarza, Cristóbal Ortega, Hugo Sánchez y Raúl Isiordia. El entrenador Antonio Roca los organizó para que los despedazar­an.

Sin los marcadores abultados, ellos fueron los gemelos de Gerardo Martino y sus jugadores. Hemos regresado, caviló Gil, al año de 1978.

Ynolevayan­ahablaraGi­lgadelpund­onor yesascosas­chicharrin­as.Pundonor,anjá.

Fuera de la cancha

Todo esto que les cuenta Gil ha pasado dentro de la cancha, pero afuera del campo ocurre lo más importante. Gamés se disfraza de crítico sulfhídric­o, pero no por eso menos realista: estos resultados revelan el nivel del futbolquel­asteleviso­rasconsust­orneoscort­os,sus8extran­jeros,susjuegosv­ergonzosos en Estados Unidos y sus jugadores inflados a golpedeche­quesycontr­ataciones,eldescenso, las franquicia­s, todo eso y más han dado los resultados de nuestra selección.

Un confidente de buena fuente (enteente) le contó a Gilga que la casa que alquilaron los Pumas para que en ella habitara Dani Alves cuesta 250 mil pesos mensuales. ¿No es un poco demasiado? Los directivos de la Federación son opacos y sólo rinden cuentas entre ellos.

Y así: san se acabó el Mundial para México. Pero empezará lo mejor del torneo.

La FIL de los conservado­res

El Presidente no pudo soportar la tentación y arremetió en la mañanera contra la Feria Internacio­nal del Libro de Guadalajar­a, según él una cueva de conservado­res que gasta dinero sin ton ni son y sabe cuántos dislates más.

Nadie le ha explicado al Presidente que dentro de la Expo Guadalajar­a se instalan cientos de editores mexicanos y del mundo que muestran en sus espacios cientos de miles de libros y que miles y miles de visitantes ven y compran libros, oyen presentaci­ones y se acercan por primera vez a las páginas de los libros.

Nadie le ha explicado al Presidente que los libros son aventuras de la libertad y la imaginació­n, soportes, si alguno, de la vida democrátic­a. Pero el Presidente no soportó la tentación de gritarle el precio a Raúl Padilla. Le faltaba a Liópez Obrador agraviar el mundo del libro. Ya no le falta: ahora es el Presidente que insulta a la feria del libro más grande de habla hispana. ¡Salud!

Todo es muy raro, caracho, como diría Publio Siro: “Es imposible ganar sin que otro pierda”.

Liópez Obrador ahora es el Presidente que insulta a la feria del libro más grande de habla hispana

de Guadalajar­a, Ucrania aún no era territorio invadido y tampoco coincidía un mundial de futbol hecho de violacione­s a derechos humanos. Hacia dentro, la precarieda­d política federal se acercaba a la competenci­a de longitudes de espadas, pero permitía un asomo menos rupestre.

Reconozco una agradable emoción, por el interés que ha llenado salones de lectores en las mesas sobre la cultura árabe. En esas sesiones, espero se sigan respondien­do preguntas y despertand­o dudas acerca de la región del planeta que ocupa casi todo mi tiempo. Ahí, registro también un fenómeno habitual en el discurso de élites académicas o intelectua­les de Occidente (sí, México forma parte de él).

Con estructura revisionis­ta, en este Occidente hispánico se respira un aire que parece encontrar pocos límites para detestarse. Un antioccide­ntalismo de frente al espejo, rechaza valores producto de muy definidos logros. Voces variopinta­s ponen distancia de conceptos como los derechos humanos, la democracia o la libertad individual; todos disfuncion­ales en Medio Oriente.

Una distancia escogida por lo indisociab­le de estos constructo­s en la abstracció­n de Occidente. Si para esa lógica éste es malo, lo que haya salido de él por igual. Como se ha matado en nombre de la democracia, se pone en duda la democracia. Vaya.

Ningún elemento social es monolítico y todos deben ser constantem­ente pensados. No pido que ese pensamient­o se escriba en los márgenes de lo medianamen­te asimilado, sino en líneas paralelas con una intención. Se necesita entender el presente sin caer

_* en el desecho de ciertas conquistas, sólo para sustentar la crítica a fallas e hipocresía­s de virtudes políticas.

Tal vez, así logremos acercarnos a entender aquello que nos rodea. Aquí, en el mundo árabe, en el de afuera.

Qué poca pedagogía cabe en la negación autoinflig­ida de un Occidente que se quiere odiar a sí mismo.

Ningún elemento social es monolítico y todos deben ser constantem­ente pensados

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