Milenio Puebla

“Cuando llegue la muerte, le voy a dar un abrazo”: Hipólito Mora

La Ruana. El líder de autodefens­as narra el nuevo intento de asesinato en su contra del sábado pasado; Cárteles Unidos y CJNG pusieron precio a la cabeza del empresario

- JORGE MARTÍNEZ JORGE CARBALLO

La cabeza de Hipólito Mora, líder y fundador de las autodefens­as de La Ruana tiene precio, pues el cártel Jalisco y Cárteles Unidos lo quieren muerto, por lo que ofrecen una jugosa cantidad al sicario que le dé muerte.

En infinidad de ocasiones Mora ha sido amenazado; las advertenci­as le llegan por teléfono, mensajes de texto, llamadas e incluso en videos divulgados en redes sociales por los criminales.

El último atentado en su contra ocurrió el pasado sábado, cuando hombres armados irrumpiero­n en su huerta de limones para asesinarlo, pero no lo consiguier­on. Escoltas neutraliza­ron a dos de los agresores y dos jóvenes oriundos de La Ruana falleciero­n; el padre de uno de ellos fue autodefens­a.

“El sábado pasado nosotros estábamos ahí sentados cuando uno de los muchachos estaba allá fue el primero que gritó: ‘Aguas, nos llegaron los armados’. Hasta aquí, aquí cayeron”, narró Hipólito Mora.

Entrevista­do por MILENIO recuerda que luego del atentado se refugió en su casa, ubicada a cinco cuadras de distancia de la huerta, donde permaneció hasta la llegada de la policía estatal de Michoacán, el Ejército y la Guardia Nacional.

Se enteró que tras el enfrentami­ento al menos cinco camionetas con hombres armados llegaron a la huerta para buscarlo y, desde ese día, Mora redobló su seguridad y vive con el chaleco antibalas adherido al cuerpo mientras hace su vida normal.

Las autodefens­as de La Ruana nacieron en 2013 cuando pobladores se alzaron en armas para defenderse de Los Caballeros Templarios y después de La Familia Michoacana.

A nueve años de distancia, la situación no ha cambiado del todo y ahora Hipólito lucha contra los y contra el cartel de las cuatro letras.

Tras el atentado del sábado, Hipólito presiente que su muerte está cerca, pero asegura que es un hecho que no le preocupa y que no tiene miedo.

“La siento muy cerquita, como que anda a lado mío aquí todo el día, como la sombra. El día que llegue por mí le voy a dar un abrazo, un beso, la voy a tomar de la mano y le diré: ‘por qué tardaste tanto’”, señala.

“Cuando hablo con mi familia siempre lo hago como despidiénd­ome de ellos, con mi esposa sobre todo. Créanme, se van a acordar de mí y van a decir ‘cuánta razón tenía ese hombre’”.

A pesar de tener muy presente la muerte, asegura que no piensa deponer las armas, pues sería como traicionar a quienes perdieron la vida por liberar a Michoacán de la violencia del narco.

Hipólito perdió a un hijo en batalla, pero asegura que pocas veces va al panteón a visitar su tumba. “Pocas veces voy (...) No me gusta porque no aguanto”.

Ante el presagio de su próxima partida, Hipólito Mora pide que su cuerpo sea enterrado en la misma tumba en la que descansa el cuerpo de su hijo.

“Siento que aunque esté muerto, si me voy sería abandonarl­o. No, no hay forma de que me vaya de aquí”, asegura.

A lo largo de la carretera de ingreso a La Ruana se aprecian, por lo menos, una decena de cruces en memoria de los fallecidos, autodefens­as y sicarios caídos en la lucha que sigue en pie y que parece no tener fin.

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El dirigente de la organizaci­ón en Tierra Caliente.

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