La presidenta municipal de
Altamira lo recuerda como un hombre cariñoso pero estricto a la vez
Fueron los valores, el mayor legado que la Alcaldesa de Altamira heredó de su padre Don Ernesto Amparán Dávila, pues a pesar de que él ya no se encuentra físicamente, fue el amor y la pasión por el trabajo lo que ella se encuentra implementando para sacar adelante este importante compromiso de representar un municipio.
Los recuerdos son demasiados e invaden su mente, sin embargo, señala que su padre siempre fue una persona muy comprometida y muy derecha, por eso es que en su memoria lo guarda con mucho amor, ya que fue un hombre que le brindó mucho amor y cariño a sus hijos.
“Era un padre siempre dispuesto a escuchar, a estar con nosotros (sus hijos) a la vez que al pendiente, siempre dándonos nuestro espacio. La verdad era muy estricto y es algo que le agradezco porque siempre estuvo al pendiente de la escuela y que estuviéramos bien en todos los aspectos”, indicó.
Menciona que de todas las experiencias que tuvieron mientras estuvo con vida, las idas al rancho y las salidas a pescar, eran las dos actividades que más disfrutaban como familia, pues era algo que realizaban como algo simbólico.
Entre las cosas que más admiraba de su papá, fue que era piloto y entre las cosas que disfrutaba era cuando salía a acompañarlo dentro de los aviones fumigadores.
“Él era piloto de esos aviones de fumigación y uno de sus aviones tenía un asiento atrás al que él llamaba poni y ahí era donde nos ponía para que lo pudiéramos acompañar y dar una vuelta, además que él mismo los arreglaba, los pintaba”, expresa.
Ser presidenta municipal nunca fue un sueño que ella tuviera de pequeña y del cual su papá tuviera
ALCALDESA DE ALTAMIRA
conocimiento, pero ambos cuentan con ese don de ayudar a las personas, “son cosas que uno adopta desde el seno familiar”. Ser esa buena persona que nos platica que fue Don Ernesto Amparán Dávila, permitió que disfrutara en un cien por ciento a sus nietos, quienes también lo recuerdan con mucho amor, pues siempre fue un abuelo que estuvo siempre con los hijos.
Por ello que ahora que ya no está, aprovecha cada oportunidad que se le presenta para platicar con él, para solicitarle consejos y la apoye con el compromiso de ser alcaldesa de Altamira.
“Sé que no me deja sola, porque sé que es un ángel que tengo para que siempre me cuide y me proteja, así es como yo lo veo, porque siempre está al pendiente como padre que es”, indicó. Menciona que una de las cosas que siempre les inculcó a ella y a sus hermanos, fue a comer lo que hubiera en casa, ya que había ocasiones en que preguntaban “Qué hay de comer y él respondía, se van a comer lo que haya, porque aquí no es restaurante”.
“Yo siempre fuí una joven que iba de la escuela a la casa y si había ferias, yo pedía permiso y si me decía no vas, yo no insistía y por ello es que buscaba actividades en distraerme o hacer galletas”, indicó.
Aprovechó para desearles un excelente día a los papás.