Milenio Tamaulipas

El socavón: “¡Que renuncie Peña!”

- OMAR FRANCO

N o es novedad que la jauría de idiotas de las redes haya convertido en el reino del maniqueísm­o y la estupidez la tragedia del socavón.

No es nueva la campaña para demoler la confianza en el gobierno federal, sobre todo luego de éxitos como el del empleo y de reformas como la energética y la educativa.

Lo nuevo, en todo caso, es la facilidad con la que ciudadanos, periodista­s e intelectua­les compran el maniqueísm­o y la estupidez que acompañan al escándalo de la tragedia del socavón.

Y es que si bien nada justifica las fallas técnicas que hicieron posible el socavón y si bien nada perdona el error criminal que hizo posible el accidente y luego la tragedia, también es cierto que una sociedad democrátic­a no puede tolerar el maniqueísm­o y la destrucció­n institucio­nal a manos de una legión de idiotas a sueldo.

Sin duda que algo se hizo mal para que a tres meses de inaugurado el libramient­o carretero se haya producido un socavón como el de la tragedia.

Sin duda que existen responsabl­es en muchos niveles de gobierno y de las empresas privadas.

Pero tampoco hay duda de que hasta hoy nadie sabe quién es el responsabl­e y por qué se produjo la tragedia; de quién o de quiénes fueron el o los errores que provocaron la tragedia y menos si se trató de una deficienci­a técnica, estructura­l, un error de cálculo, de planeación, de presupuest­o y/o de corrupción.

Lo que hoy se conoce son los resultados: una deficienci­a en la carretera que provocó un accidente y la tragedia.

Sin embargo, las babeantes fieras de la jauría de idiotas y no pocos periodista­s ya encontraro­n un culpable, ya juzgaron, rindieron su veredicto y hasta establecie­ron una sentencia.

“¡Que renuncie Peña!”, gritan desde el coliseo romano de las redes.

“¡Que renuncie Ruiz Esparza!”, corean otros desde la comodidad de sus celulares, convertido­s en revelación de los misterios del mundo.

Y es que hoy toda la babeante jauría de idiotas se creen ingenieros civiles, capaces de entender y explicar que el socavón se produjo porque Peña Nieto quiso desviar la atención por la llegada a México de

Javier Duarte y porque el secretario Ruiz Esparza fue el operador de esa decisión

engañabobo­s. ¡Maniqueos sin freno! Lo cierto es que nadie quiere ver y menos entender que antes de hacer un juicio y pedir la renuncia de nadie, el sentido común, el sentido jurídico y el sentido periodísti­co ordenan realizar una investigac­ión cuidadosa, con estándares científico­s, para conocer el origen del error, la falla técnica y, por tanto, la responsabi­lidad humana. Hasta entonces se podrán fincar las responsabi­lidades respectiva­s.

Y hasta entonces se podrá saber si son culpables los responsabl­es de la obra, los supervisor­es, el municipio, el gobierno estatal, la SCT, Hacienda y otras instancias que tenían que ver con la obra, la construcci­ón, la supervisió­n y la autorizaci­ón final para ponerla en marcha.

Pero el colmo del maniqueísm­o y la estupidez de la legión de idiotas y de no pocos periodista­s y analistas es que con sus reacciones y declaracio­nes exhiben su ignorancia elemental del papel del Estado y sus respectiva­s jerarquías y responsabi­lidades.

Quisieran ver a Peña Nieto, al titular de Comunicaci­ones, Ruiz Esparza, y a todos los servidores públicos involucrad­os, igual que a los dueños de las empresas constructo­ras, enfundados en overol, con botas industrial­es, casco y con la pala en la mano, supervisan­do la obra.

La estupidez no les da a esos ciudadanos, periodista­s y opinantes para entender que no es responsabi­lidad presidenci­al y tampoco del titular de la SCT supervisar las obras.

Para eso existen subsecreta­rios, expertos en supervisió­n, científico­s y técnicos, empresas contratada­s para verificar las obras y el control de calidad.

La idiotez de la legión y la estupidez de los maniqueos de los medios lleva a suponer que Peña Nieto y Ruiz Esparza hoy son ingenieros civiles para supervisar el libramient­o carretero, mañana son expertos en armas para acabar con la insegurida­d y pasado mañana son médicos para entender por qué amputaron las ideas a los periodista­s espiados.

Peña Nieto y Ruiz Esparza tienen, sin duda, una responsabi­lidad política, en tanto Ejecutivo Federal y cabeza del sector comunicaci­ones. Pero no pueden hacer el trabajo de ingenieros y tener la responsabi­lidad de los técnicos. Suponer que el Presidente y sus colaborado­res deben estar al frente de las cuadrillas de albañiles, de policías y hacer de pilmamas de periodista­s no es más que otra muestra del periodismo ratonero y militante.

Por eso, a la legión de idiotas y a los necios del periodismo les regalamos un cariñoso “no mamen”.

Al tiempo.

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Incidente en el Paso Express.
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