Trump envía mensaje de solidaridad en Texas
El presidente de EU visita las zonas del estado golpeadas por la tormenta Harvey, excepto Houston para no perturbar, dijo, las tareas de rescate
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, visitó las zonas del estado de Texas golpeadas por las inundaciones dejadas por la tormenta Harvey, desde donde envió un mensaje de solidaridad y liderazgo ante la catástrofe, mientras la costa del Golfo de México se prepara para más lluvias torrenciales.
No se espera que Trump visite la zona más afectada, Houston, que permanece en buena parte bajo el agua, para “no perturbar las tareas de rescate”, indicó la Casa Blanca. En esta ciudad —que tiene 2.3 millones de habitantes y seis millones en el área metropolitana—, la amenaza de una subida de las aguas es constante.
Cuatro días después de que Harvey tocara tierra como un huracán de categoría cuatro, desatando un diluvio sin precedente que convirtió las calles de Houston —la cuarta ciudad más poblada de Estados Unidos— en ríos, los equipos de emergencia siguen intentando salvar a cientos de damnificados en una frenética operación de rescate.
Con una gorra con las siglas “USA” y ondeando la bandera de Texas, Trump intentó imprimir un tono de unidad al visitar con su esposa Melania la ciudad de Corpus Christi, donde elogió la labor de funcionarios locales y federales en respuesta al primer desastre natural de su presidencia. “Queremos que en cinco o diez años nos digan que reaccionamos como se debía hacer”, dijo el mandatario, señalando que la elevación de las aguas ha tomado una dimensión “épica”. “Pero pasó en Texas, y Texas puede enfrentar cualquier cosa”, aseguró.
Las autoridades subieron a 16 el número de muertes en el sur de Texas por las inundaciones y lluvias tras el paso de Harvey y reconocieron que probablemente la cifra seguirá aumentado. Según datos recopilados por el diario Houston Chronicle, ocho personas fallecieron en el condado de Harris, que engloba a la ciudad de Houston, la más afectada por las lluvias y las inundaciones.
Entre ellas están seis miembros de una familia hispana cuyo auto fue arrastrado por las fuertes aguas cuando trataban de salir de la ciudad, y un agente de policía local, identificado como Steve Pérez, quien falleció en la madrugada del domingo ahogado en su vehículo al intentar llegar al trabajo.
Las autoridades del condado de Galveston, en la costa del Golfo de México, han confirmado seis muertes relacionadas con el paso del huracán, que tocó tierra el pasado viernes. Finalmente, en el condado de Montgomery, al norte de Houston, se han contabilizado hasta el momento dos muertes vinculadas a las “catastróficas” lluvias e inundaciones.
Houston, que entre la ciudad y el área metropolitana suma 6.5 millones de personas, sigue sufriendo las constantes precipitaciones y las autoridades han informado de miles de desplazados. El agua cae con tal fuerza que los embalses de Barker y Addicks, cercanos a la ciudad, se han desbordado y forzado más evacuaciones.
Las autoridades esperan albergar a 30 mil personas en refugios y estiman que unos 450 mil pedirán ayuda al gobierno federal. “Estamos aún en gran parte en la fase de emergencia, donde salvar vidas y garantizar la seguridad de los habitantes es una prioridad”, dijo en una teleconferencia un alto funcionario de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA).
Pero las lluvias provocadas por Harvey, que rompieron el récord de precipitaciones por un solo ciclón en Estados Unidos, según las autoridades meteorológicas, seguirán. La lluvia sigue siendo la “mayor amenaza”, dijo a la prensa Dennis Feltgen, portavoz del Centro Nacional de Huracanes (NHC). “Esto no ha acabado”, advirtió. La situación es “catastrófica”.
Trump ha prometido todo el apoyo del gobierno federal en el “largo y difícil camino de la recuperación” de Texas, el segundo estado más grande del país, donde unas 8 mil personas han sido llevadas a refugios y cientos esperan ser rescatados de las aguas crecidas. “Somos ‘Trumponitas’ (fanáticos de Trump). Confiamos en que nos cuidará”, declaró Darla Fitzgerald, una enfermera de 58 años que estaba en un albergue de la Cruz Roja en Winnie, una ciudad al este de Houston donde llovía ayer con fuerza. “Los amamos, son especiales, estamos aquí para ocuparnos de ustedes”, manifestó el mandatario a la salida de una reunión.
La arremetida de la tormenta en Houston, la capital de la industria petrolera estadunidense perturba al sector por la suspensión de actividad de las refinerías, aunque los inversores afirmaron contar con reservas de crudo suficientes.
Socorristas proseguían el martes las tareas de rescate y las autoridades urgían a abandonar zonas de peligro, como el área de Columbia Lakes, al sur de la ciudad, donde se emitió una orden de evacuación inmediata tras la rotura de un dique.
“¡¡Salga ahora!!”, tuitearon los responsables del condado de Brazoria. El Cuerpo de Ingenieros del Ejército decidió abrir las compuertas de dos represas en riesgo de desborde para evitar una catástrofe en la periferia de Houston.
Andrea Avilés, de 16 de años, dejó su vivienda con su familia y ahora aguarda en Winnie, con una treintena de familiares de origen mexicano, que pase la tormenta albergada en el hotel donde trabaja su madre. Las clases debían comenzar el lunes, pero toda su vida está patas arriba por Harvey. “Nunca había visto algo así”, afirma.m