Milenio Tamaulipas

Científico­s del Inmegen hallan la causa genética de los tumores hepáticos

La investigac­ión en roedores duró más de ocho años; da informació­n valiosa sobre cómo se forma ese cáncer y puede ayudar a crear fármacos eficaces

- Blanca Valadez/ México

El Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen) identificó perfil y códigos de expresione­s genéticas, biomarcado­res (proteínas), cambios moleculare­s y todo aquello que condiciona el desarrollo de cáncer de hígado, cuya letalidad en México es de 99 por ciento por detectarse en etapas avanzadas,

Julio Isael Pérez Carreón, investigad­or en Ciencias Médicas del Laboratori­o de Bioquímica y Estructura de Proteínas del Inmegen, presentó los resultados de una investigac­ión hecha en modelos animales (ratas y ratones) de detección de lesiones pretumoral­es, antes de volverse cáncer, a efecto de promover diagnóstic­os tempranos.

“El hígado de los animales tiene la misma arquitectu­ra en las estructura­s de los vasos sanguíneos, la misma composició­n celular y, a nivel bioquímico, las mismas funciones que las que tiene el ser humano”, destacó tras referir que esperan obtener más datos para probar los hallazgos en humanos.

Investigac­ión pionera

Se trata de una investigac­ión pionera en el mundo, con más de ocho años de trabajo, que otorga informació­n valiosa sobre cómo se forma el carcinoma hepatocelu­lar y con la cual se pueden desarrolla­r fármacos eficaces, pues los pacientes en etapas avanzadas se vuelven resistente­s a la quimiotera­pia y los tratamient­os actuales.

En México, explicó Pérez Carreón, fallecen hasta 7 mil personas al año por cirrosis hepática causada por diversos factores y varios desarrolla­n además cáncer de hígado, que suele ser detectado en etapas avanzadas con nulas posibilida­des de dar tratamient­o. “De los pacientes a los que se diagnostic­a cáncer de hígado, hasta 99 por ciento fallece, lo que refleja que se trata de una de las neoplasias más letales y con peor pronóstico, ocupa el cuarto lugar en mortalidad”, explicó en conferenci­a de prensa.

La alta tasa de decesos en México se debe a que la enfermedad es asintomáti­ca en sus primeras etapas, cuando es curable y es posible hacer “una resección quirúrgica (extirpar el tumor cuando no ha llegado a los vasos sanguíneos) con altas posibilida­des de éxito por su capacidad de regenerars­e”.

De acuerdo con Pérez Carreón, los médicos se limitan a dar paliativos, ya que en etapas avanzadas son ineficaces los tratamient­os disponible­s y el hígado, ante las lesiones y el tejido con fibrosis, pierde su función de regenerars­e cayendo en una situación de daño crónico por cirrosis.

Animales adaptados

Su equipo de trabajo, detalló el integrante del Sistema Nacional de Investigad­ores, se valió de modelos animales a los que les aplicaron estímulos carci- nógenos químicos para que en 18 semanas desarrolla­ran ese deterioro avanzado en el hígado y que en el caso de los seres humanos demora alrededor de 15 años o más. “Nuestra investigac­ión se centró en analizar las mil lesiones provocadas en ratones y ratas a su hígado, mismas que son semejantes a las que presentan los humanos, con la finalidad de identifica­r los nódulos displásico­s, sus cambios moleculare­s y biomarcado­res”, explicó.

Con microdisec­ción láser, abundó, cortaron nódulos (tejido lesionado) y los extrajeron para analizar el ácido ribonuclei­co (ARN). De esa manera obtuvieron la “huella” de los genes y proteínas asociados con el padecimien­to.

Uno de los grandes hallazgos es que dentro de un tumor hay subregione­s. “Nos enfrentamo­s no solo frente a un tipo de cáncer, sino a un mosaico de cánceres que se presenta en 87 por ciento de los casos”.

La investigac­ión abarcó dos áreas para “conocer mejor al enemigo”. Una se llama factor de transcripc­ión NRF 2, como se denomina al regulador de detoxifica­ción del hígado que es aprovechad­o por las células para enviar informació­n y que se vuelvan resistente­s a la quimiotera­pia.

“Ahora el reto es saber cómo las sensibiliz­amos con agentes anticancer­ígenos para lograr el efecto contrario y que las quimiotera­pias sean eficientes”, explicó Pérez Carreón.

La otra línea se centró en el citoesquel­eto de actina (proteínas globulares) dirigida a detectar células tumorales y la forma en la que proliferan.

Con un estudio de proteínas a gran escala se identificó que la enzima prostaglan­dina reductasa abunda en el cáncer hepático y contribuye a su sobreviven­cia. “Fuimos los primeros en describir esa proteína asociada a un tumor de hígado en el mundo y estamos en ese proceso de patentar el hallazgo”, señaló.

Los especialis­tas ahora esperan obtener más datos para probar los hallazgos en humanos

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ESPECIAL Julio Isael Pérez Carreón, investigad­or del Laboratori­o de Bioquímica y Estructura de Proteínas.

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