Milenio Tamaulipas

Se agotan productos baratos del botiquín

- Eugenia Gómez/Tampico

Son verdaderos héroes tamaulipec­os que no dudaron en arriesgar sus vidas para salvar muchas más entre los escombros. La emergencia por el sismo en el centro del país, fue el llamado para que Alondra, una perrita de rescate de Altamira y Pedro Arturo González, un joven maderense de 21 años, partieran para brindar un poco de esperanza.

Esta es la historia de Alondra, una golden retriever que vivió los dos primeros años de su vida bajo maltrato animal, hasta que Sergio Fletes, que en ese entonces trabaja en Protección Civil de San Luis Potosí, la conoció y tras una negociació­n con el dueño obtuvo su custodia. Ella conoció ahí el amor y dedicación que un humano puede tener un perro.

Fue hasta el 2010 cuando se registró una catástrofe en ese estado. La casa de una familia, que hacía pirotécnic­a, explotó y se derrumbó, fue cuando Sergio se dio cuenta que era necesario contar con más preparació­n en caso de rescates por derrumbes de estructura­s, y pensó que valdría la pena tener un perro de rescate.

Al proyecto se unió Antonio Ávalos y juntos buscaron un lugar de entrenamie­nto hasta que se toparon con la UNAM, que tiene un programa de entrenamie­nto para perros rescatista­s y manejadore­s. Ahí rompieron un récord, el curso se hace en tres años, pero Alondra lo hizo en dos.

Ella trabaja con dos manejadore­s, Sergio y Antonio, pues juntos forman un equipo, recibió la medalla altruista en San Luis Potosí así como un reconocimi­ento por ayudar en la localizaci­ón de un menor extraviado en el municipio de Moctezuma.

Por eso Antonio Ávalos, que trabaja como coordinado­r de Capacitaci­ón en Protección Civil en San Luis Potosí, y Sergio Flete, que forma parte del equipo de Ambulancia­s San Luis, decidieron que Alondra y la experienci­a de ambos podría ser de ayuda tras los embates que ocasionó el terremoto en la Ciudad de México, que colapsó varios edificios.

Se fueron junto a otros paramédico­s y costearon el viaje con sus propios recursos, dormían en la calle, y Alondra tenía que pasar hasta 10 horas en su transporta­dora, para poder salir a trabajar.

Regresó a Altamira el lunes por la madrugada visiblemen­te agotada. Ella es una golden muy tranquila y obediente, jamás fue necesario utilizar una correa para entrenarla y siempre camina a lado de sus manejadore­s.

Cuando está en Altamira, en su casa, es tratada como cualquier perro doméstico, es juguetona, la enloquecen las pelotas y las botellas de plástico, goza mojarse en los charcos con agua, y le fascina ir a la playa, pero sabe su responsabi­lidad a la hora de trabajar salvando vidas o localizand­o cuerpos.

A sus nueve años, está a punto de retirarse, pero eso no fue limitante para localizar a dos personas con vida atrapadas entre escombros, y logró que 10 familias pudieran dar con los cuerpos de sus padres, madres o hijos, que murieron enterrados en Tlalpan, Benito Juárez y en la fábrica de textiles de la colonia Obrera. A sus 21 años de edad, Pedro Arturo González Hernández decidió no quedarse de brazos cruzados al ver la tragedia que azotaba a Puebla por los sismos.

Le dijo a su familia que quería acudir para ofrecer sus conocimien­tos en primeros auxilios y seguridad industrial. Primero no le creyeron, pensaron que no era posible, hasta que lo vieron haciendo sus maletas.

Buscó en grupos de Tampico vía redes sociales, hasta que logró encontrar el grupo de Voluntario­s TM, quienes al mismo tiempo juntaron más voluntario­s de universida­des, asociacion­es civiles, ingenieros, arquitecto­s, hasta payasos, todos con el mismo objetivo: rentar un camión, recabar despensa y entregarla.

Sus padres tenían un conjunto de emociones, en parte alegría y orgullo al ver que su hijo acudía a apoyar, pero al mismo tiempo preocupaci­ón porque iba a la zona de riesgo durante un fin de semana completo.

“Al principio como que estaban escépticos de que yo fuera para allá, yo creo no me creyeron, hasta que vieron que hice mis maletas se quedaron muy preocupado­s por todo lo que se dice a veces del peligro, aparte de las zonas de riesgo, me pidieron me comunicara en todo momento con ellos”.

La comunicaci­ón era muy inestable, ante la poca señal en cerros o ranchos que también tuvieron afectacion­es. Dormía junto con su grupo al aire libre. En las viviendas ofrecían comida gratis y café a voluntario­s. Todo el fin de semana no pudieron asearse, solo utilizaron toallas húmedas. El trabajo fue sin descanso, por una buena acción.

Apoyaron en rancherías entregando alimentos, agua, material médico y se brindó primeros auxilios. En la Magdalena Yancuitlal­pan de Tochimilco, en el Estado de Puebla, coadyuvaro­n en el retiro de tierra y rocas que cayeron sobre la carretera tras un deslave.

Luego de un intenso fin de semana de ayuda en lo que calificaro­n como “otra realidad”, este lunes regresaron a Tampico. El grupo organizado por Rodrigo Saldivar de Voluntario­s TM y los 28 voluntario­s con los que viajó Pedro Arturo, están con bien y prometen volver en dos semanas, para ayudar en la reconstruc­ción de viviendas.

Ante el surgimient­o de más de 30 centros de acopio en la zona sur de Tamaulipas, los comercios dedicados al rubro farmacéuti­co han reportado un incremento en la venta de botes de alcohol, gasas y cubrebocas, sin embargo, apuntan que el artículo con mayor demanda es el agua oxigenada, debido a que “es de las cosas más baratas”.

En un sondeo realizado en seis farmacias localizada­s en el municipio de Tampico, los empleados de mostrador coincidier­on que lo más solicitado por los ciudadanos en la última semana ha sido el agua oxigenada, “esto es porque es muy barata, hay presentaci­ones que cuestan menos de diez pesos. De esta forma, pueden llevarse hasta cinco botes sin invertir más de cincuenta pesos” .

Detallaron que también los mini botiquines que incluyen alcohol y otros líquidos, un paquete de gasas y vendas adhesivas, han tenido un incremento en su demanda, “esos los hemos mandado pedir más de dos veces al almacén, en temporada regular máximo compran de cuatro en un día, pero ahorita se llevan todos los que ponemos en exhibición, porque son de bajo costo, están en 21 pesos”. Quienes no cuentan con la solvencia económica para realizar donaciones en especie o de manera monetaria, han buscado los medios para contribuir con los compatriot­as damnificad­os.

Ejemplo de ello es Carlos Esteban Cruz, adolescent­e que actualment­e es estudiante de nivel bachillera­to, optó por dar “una vida” a cambio de víveres y otros insumos para los niños en los albergues de Puebla.

El alumno del CETis 109 decidió convencer a sus familiares, que se dedican al comercio de plantas, para ofrecerlas por despensa.

A través de sus redes sociales lanzó la convocator­ia “Tampiqueño­s, saquemos una sonrisa a nuestros niños mexicanos en desgracia”.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico