Blade Runner y nuestra obsesión con el dinero
E s verdad que los primeros números no fueron impactantes como se esperaba con el estreno de la nueva versión de Blade Runner 2049 en Estados Unidos, pero seamos un poco realistas por un momento, ¿vale? El tema en cuestión para los noticiarios más vistos de este país fue si el vicepresidente se retiró de un partido de futbol, porque un grupo de atletas, en consecuencia con la protesta por el racismo que indudablemente sigue sufriendo su comunidad, nuevamente volvió a negarse a ponerse de pie ante su himno nacional.
¿Este es un país que va a seguir generando, de manera masiva, entretenimiento brillante y de reflexión? Sobre todo cuando resulta que muchos de sus más creativos y valientes creadores y ejecutivos como Harvey Weinstein resultan perderlo todo por comportarse de maneras tan grotescas que no hay forma de conciliar el trabajo con la persona.
Siempre habrá excepciones, pero admito que el nivel del discurso estos días no es suficiente para que millones de personas corran al cine a ver a un angustiado, pero resignado (por diseño) K (Ryan Gosling) enfrentar la humanidad que en teoría no posee.
La noticia por todos lados será que
Blade Runner fracasó en taquilla, pero ahí les va otra. A la original no le fue tan maravillosamente bien tampoco. De hecho, fueron años hasta que se pudiera considerar el clásico que es y muchos argumentarán que eso fue solo hasta que Ridley Scott ganó la batalla cuando en su reestreno pudo mostrar su propio final y no la versión del estudio, que salió originalmente.
Ahora con la aventura mucho más avanzada en todos los sentidos, el brillante Dennis Villeneuve está pidiéndole algo al público que quizás no está tan dispuesto a hacer (al menos no tan cerca del verano). Tener un poco de paciencia y pensar. Sacar conclusiones. Conectar ideas. Pensar. La gente que hace de un fin de semana un éxito instantáneo en taquilla, no va con eso en mente. También, lo cierto es que igual que
Madre de Aronowsky, las cintas (ninguna de las dos es palomera para escapar a una mejor realidad. Por Dios, que nunca sea ese el caso) llegaron en momentos profundamente llenos de tragedia, descontento político y confusión a escala mundial. Imposible adivinar cuando pegará un terrible huracán, una matanza masiva, un terremoto, otra dañina ocurrencia de Trump, un liberal que le da pretextos a los conservadores para culpar a Hollywood de todo.
Pero lo que sí creo posible es la paciencia. Creo que todos sabemos, nos haya gustado o no la manera en la que se tomaron decisiones en este Blade Runner, que este director en particular es un genio. Y en lo particular yo la quiero volver a ver. No, no estaba en el estado de ánimo correcto y creo que muchos se encontraban igual. No me quiero esperar 15 años para descubrir que quizás me perdí de un clásico o al menos de algo que me podrá dejar mucho, porque estaba distraída y angustiada con nuestra propia versión personal del Apocalipsis. Ya les contaré. ¿Harían lo mismo por mí?
¿En serio?
De verdad tuve una discusión con un viejito canadiense que decía algo así como: “Ustedes los medios tienen la culpa de que todo mundo odie a Trump”.
Y respondí: “Pero por favor, señor. Suena, como el dueño de Fox News, lo único que hay que hacer es ponerle una cámara enfrente y él hace todo el show”.
“Por eso. Déjenlo gobernar y no lo sigan con sus cámaras” Ok. (“¿Y quién le quita el Twitter?”, quise seguir. Pero ya por respeto me abstuve).