Aferrados al dedazo
Cosa muy rara.
Tenemos una legislación larga y complicada para algo que llamamos precampaña, pero nos aferramos con pasión a tiempos donde ni necesitábamos esa legislación ni nadie la imaginaba.
El cierre de la liturgia priista —Peña dixit— develó al segundo candidato a la Presidencia de la República para una campaña que muy probablemente sea de tres. Y muy seguramente, para el 14 de diciembre tendremos al tercero. Sí, el 14 de diciembre, la fecha en que según nuestra ley arrancan las precampañas. Lo que veremos hasta que arranquen formalmente las campañas, para lo que faltan muchos meses, será alguna simulación más, de parte de todos los partidos.
Es raro.
Con el destape de ayer y las reacciones que provocó, queda más que claro que quienes pensaron que las elecciones de 2000 habían sido algo así como una transición a otras formas de hacer política, o que los 12 años del panismo en la Presidencia, o las decenas de gobernadores y muchos presidentes municipales de muchos partidos, habrían provocado un cambio en nuestros rituales políticos más decadentes, estaban equivocados.
Ahí estaba el candidato del Presidente en turno, abrazado por las fuerzas vivas del tricolor como hace 50 años.
Ahí está la cargada de todos los priistas que ahora se someten a la voluntad del habitante de Los Pinos y descubren en el ungido todas las virtudes que hacían su designación no solo obvia, sino necesaria.
Es cierto, como han apuntado muchos, que a diferencia de aquellos años, el ahora ungido con la voluntad presidencial es solo un competidor más y que nada le asegura llegar a Los Pinos; pero eso en nada quita el espectáculo tan antiguo, tan poco democrático en el sentido de que no hay voces disidentes, nadie en el PRI hoy se atreve siquiera a pensar que tal vez el Presidente pudo haberse equivocado.
Creo que cada partido tiene derecho a elegir a sus candidatos de la manera en que se le pegue la gana. Que si una encuesta, que si un comité de notables, que si una consulta a sus militantes… Lo que también creo es que el método contribuye a la construcción democrática del país entero. Hay, digamos, una didáctica pública que se desprende de sus decisiones, en la que deberían pensar los partidos y los gobernantes.
La manera en que dos partidos —PRI y Morena— han decidido ya quién los encabezará en la elección enseña que es la voluntad de un hombre, uno solo, la que más importa.
Sí. México 2017. Cosa rara.