2018: una elección a ciegas
Con el inicio de año entramos de lleno a la sucesión presidencial. Aunque los referentes obligados serían las elecciones de 2006 y de 2012, la situación actual es distinta. En el pasado, los opositores a López Obrador se alinearon con las opciones más fuertes según las encuestas, primero el PAN y después el PRI. Hoy, varias cirunstancias operan contra esa dinámica.
Primero, en este momento la mayor polarización se da precisamente entre el PRI y el PAN, lo cual dificulta la transferencia de votos entre ellos. Ya vimos en el Estado de México cómo algunos panistas prefirieron irse con Morena antes que apoyar al PRI.
La recia competencia en la esfera antiAMLO también complica la formación de ese bloque. Ya no son solo dos partidos —PRI y PAN— los que pelean en ese terreno. Como candidatos independientes, Zavala y El
Bronco necesariamente acabarán captando electores del PAN y del PRI.
En tercer lugar hay que considerar que en esta ocasión, en buena medida, vamos a ciegas hacia la elección. El voto útil es una decisión razonada a partir de información que se estima confiable. En 2006 y 2012 este voto se dio porque era evidente cuál era la opción más fuerte ante AMLO.
Este año, la baja credibilidad en las encuestas y la inconsistencia de sus resultados ensombrecen los cálculos. Los datos varían notablemente si se consideran partidos o alianzas, y más cuando se incluyen can- didatos. Peor aún, la información cambia entre casas encuestadoras.
Por ejemplo, mientras la última encuesta de Consulta Mitofsky reporta un empate técnico entre los candidatos de las tres alianzas partidistas, la de Buendía señala diferencias de hasta 15 puntos entre ellos. Así, no creo que en esta elección las encuestas sirvan para sustentar un voto útil.
Si bien la consolidación de un bloque antiAMLO se ve complicada, ello no significa que Morena la tenga ganada. Los mismos independientes e incluso Ricardo Anaya pueden morder parte de su voto y abrir espacio a cualquier resultado. Lo único cierto es que todo apunta a que 2018 será distinto a 2006 y a 2012.