Pues sí, fuera de México todo es Cuautitlán
Dicen que la frase es de doña Ignacia
La Güera Rodríguez en el siglo XIX. Ahí les va una historia del siglo XXI. Resulta que un vecino de Cuautitlán, Jorge Francisco Maza Cervantes, aspirante independiente a la presidencia municipal, juntó todas sus firmas, pasó todas las revisiones, estaba emocionado. Competiría para gobernar Cuautitlán.
Dentro de los requisitos que la ley pide, uno es que para su registro definitivo los aspirantes tienen que presentar una carta de residencia que emite el municipio que, por ahora, gobierna el PRI.
Bien. No hay problema, una carta de residencia, qué puede pasar.
Pues pasa.
Maza Cervantes y otros dos precandidatos, el de Morena y el de Nueva Alianza, fueron al ayuntamiento y nomás no se pudo. ¿Por qué?
Pues resulta que el 1 de abril pasado el cabildo concedió una licencia al secretario del ayuntamiento, Omar Alejandro Maldonado Contreras, para ausentarse del cargo del 6 al 19 del mismo mes. Curiosamente, el 19 es el último día que tienen los candidatos para registrase ante el IEEM. Y, curiosamente, al cabildo se le olvidó nombrar a un encargado de despacho que tenga la facultad para dar cartas de residencia, así que el independiente Maza Cervantes y los otros dos aspirantes no cumplirán el requisito legal.
Mis compañeras Alejandra Gudiño y Ana Salazar me mandan el reporte de lo que dijo el señor Alfredo Bello Fernández, vocero del ayuntamiento de Cuautitlán: “Quienes vinieron a solicitar del 2 al 5 se les entregó documentación sin ningún problema, precandidatos, integrantes de planilla. El secretario pide permiso por razones personales y de salud 10 días, pero regresa y se les entregará su documento”. Pues sí, el día 20, cuando no sirva de nada.
El vocero insiste que no hay mala fe. Démosle el beneficio de la duda.
Lo que sí hay es mala administración, mal gobierno. De esa, señor Bello Fernández, pues no se salvan. Porque en un municipio de más de medio millón de habitantes pues sí suena o raro o desastroso que porque alguien se enferma, un servicio se deja de dar.
Es más, por pura intuición, pienso que eso no sucede.
Así que, pensándolo bien, hasta que no demuestren lo contrario, pensaré que hay mala fe.
Ni en Cuautitlán pasan esas cosas. Ni La
Güera lo pensaría.