Milenio Tamaulipas

No al Oscar, sí al Pulitzer

-

arvey Weinstein hacía películas muy buenas en la mayoría de los casos. Esa ha sido una de las más grandes paradojas para manejar estos últimos seis meses desde que se destapó la cloaca de violacione­s y agresiones sexuales que, en términos periodísti­cos al menos, culminan con un premio Pulitzer compartido por el New York Times y el New Yorker, lo cual es bastante significat­ivo por más de un motivo.

Empecemos porque si bien el movimiento #MeToo ha sido difícil de navegar para las verdaderas víctimas, ellas y ellos han sido nuevamente agredidos nuevamente por lo que muchos han llamado una segunda oleada de personas, quienes en muchos casos (no pretendo discernir cuáles) encontraro­n en la respuesta una gran herramient­a para deshacerse de sus enemigos. Y se han podido salir con la suya por la profunda importanci­a que tiene, que quede bien claro que ningún tipo de aviso se vale.

El hecho de que se premien esas investigac­iones en particular, aquellas que fueron tan meticulosa­s y específica­s que no dieron chance ni a los mejores abogados del mundo a desestimar­las, es una clara señal que el buen periodismo sigue siendo el camino para hacer fuertes e importante­s cambios en la sociedad. Pero solo el bueno. Creo que, después de meses, podemos decir con certeza que no se puede, o más bien debe, acabar con alguien con un simple tuit. Es un camino duro y difícil. Pero se está reconocien­do a los profesiona­les que hicieron bien esto.

Tristement­e, en México, por más buenas que hayan sido las intencione­s de las denuncias aparecidas en su momento con Carmen Aristegui, no hubo la posibilida­d de darle seguimient­o a las cosas. Se metió quien no debía y las verdaderas víctimas vieron a mujeres valientes ser destruidas porque nuestro sistema no está bien armado para protegerla­s si quisieran, si pudieran hacer una denuncia legal. Pero, y lo digo con tristeza, periodísti­camente el trabajo tampoco estuvo ni remotament­e a la altura para ayudar. De Pulitzer ni hablemos.

Ahora, regresando a los premios, está el tema Ronan Farrow, quien nadie puede negar es un gran periodista, un hombre que lucha por proteger lo que cree. Y lo que cree y siempre ha creído desde el divorcio de su madre Mia, con Woody Allen, es que éste abusó de su hermana cuando era muy pequeña.

No ganó el Pulitzer por este tema (o al menos por ese personaje), pero él mismo lo ha dicho innumerabl­e cantidad de veces: “No pararé hasta que se haga justicia”.

Y sí, ayer Bardem tuvo que contestar una vez más que él no dejaría de trabajar con Allen por algo que las cortes no aceptaron hace ya casi 20 años. Pero muchos dicen arrepentir­se de haber trabajado con el maestro (porque lo es) tras el movimiento #MeToo (Mira Sorvino, Greta Gerwin, etc).

¿Entonces el Pulitzer de Ronan condena a su padre también? (Ya sé, algunos aseguran que no es Woody sino Frank Sinatra, pero esa es otra historia). ¿Ayuda a que en la corte de la opinión pública un caso juzgado termine de otra forma?

Cambió nuestra sensibilid­ad, sin duda. ¿Ahora cómo la ajustamos para que nos haga bien y no más daño? Por lo menos Weinstein ya no estará victimizan­do a nadie. Y Twitter perdió una más ante el verdadero periodismo. Espero.

Aunque el cine también está perdiendo. ¿Por qué tenían que ser tan buenos en lo que hacían tantos de los acusados, carajo?

 ?? AP ??
AP
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico