¡Pinche aeropuerto para los ricos!
Un comentarista, en uno de esos tantos videos que puedes mirar en la Internet, señala que el nuevo aeropuerto se construye para beneficiar nada más a “una minoría” que no sobrepasa el ocho por cien de los mexicanos. Presentado así, el proyecto es punto menos que indefendible: imaginen ustedes a un Gobierno dedicado decidido a gastar miles y miles de millones para servir meramente los intereses de los “ricos”. Y, si a la ecuación le añades el sambenito de la “mafia del poder” pues entonces completas ya a cabalidad el tablado de un “sistema” absolutamente depredador e injusto.
Por cierto, ese mismo aparato gubernamental se ha gastado, desde los tiempos de Carlos Salinas, 825 mil millones de pesos en programas de combate a la pobreza. O sea, un dinero con el que hubieras podido construir no uno, sino casi cinco gigantes- cos aeropuertos como el que se edifica ahora en terrenos federales del antiguo lago de Texcoco. Es una comparación muy inoportuna, lo sé, pero sirve para apuntar que los regímenes del denostado PRIAN no han sido enteramente indiferentes a la realidad de la miseria en este país. Naturalmente, han sido recursos mal ejercidos, criminalmente despilfarrados en el mantenimiento de pesadas e ineficientes estructuras burocráticas y, como siempre, malversados en corruptelas y trapacerías. Pero, miren ustedes, así de costosa termina por resultar la mala conciencia cuando tratas de limpiarla con los aparejos del asistencialismo clientelar. Y, por lo que parece, seguiremos por el mismo camino: Obrador promete, desde ya, una paga mensual de 3 mil 600 pesos a más de dos millones de ninis (que, encima, no hay que seguirlos llamando así porque el adjetivo sería afrentoso). Ahora bien, esta vez sí habrá rendimientos: estos jóvenes se volverán una suerte de ejército personal suyo, estarán para lo que se ofrezca, vamos. Serán una fuerza de choque hecha de incondicionales dispuestos a reventar protestas ciudadanas, a amedrentar a opositores, a llenar las plazas… ¡Uf!
Volviendo al tema del aeropuerto, ¿podríamos, tímidamente, señalar que va a generar 150 mil empleos en un primer momento y casi medio millón cuando esté operando a su máxima capacidad? ¿Y añadir, casi susurrando, que no nos está costando dinero a todos los ciudadanos sino que se construye, sobre todo, con la plata de inversores privados y con las cuotas que pagan los viajeros? En fin…