Amar a Dios en tierra de chavorrucos
Quién sabe por qué la gente se queja de las elecciones, el único periodo donde realmente hay diversión de calidad para toda la familia. Por alguna extraña razón que tiene que ver con la necesidad de unos cuantos aburridos que aspiran a tener procesos electorales llenos de propuestas profundas e inteligentes, se critica en demasía este gran espectáculo que ya hubiera querido tener Raúl Velasco para un domingo de México, magia y encuentro (amigo millennial, hípsters de ocasión, búsquenlo en Google para que sepan lo que es amar a Dios en tierra de chavorrucos). No sabemos valorar este espectáculo superior que ya quisiera tener la Triple A, la WWF y el Circo Atayde Hermanos, con matazones de políticos incluidas.
Ahí tenemos para valorar al candidato priista que baila con un burro o el que se retrata con su bulldog para que descubras las 10 diferencias; el aspirante de Nueva Alianza en Tlaquepaque que anunció su bisexualidad y luego salió semiencuerado en un spot que no tendría sentido sin la inspiración de la industria porno. O Níquel Arriola encarnando la agenda del KKK con spots algo histeriquitos.
Una maravilla solo superada por El Bronco que comenzó siendo El Mochamanos y ahora le pide a la raza que le ayude a obtener las esferas del dragón y convertirse en supersaiyajín electorero.
Cosas realmente entretenidas como los esfuerzos del Chicken Little Anaya, que un día toca el ukelele, otro habla hawaiano antiguo, luego hace el paso de la muerte (con caba- llos, cabe aclarar) y seguramente mañana lo veremos entrenando osos polares, que debe ser su especialidad por cursis. (Ya no se sabe quién hace más osos, si Ricky Ricón enfadosón o los empresarios que quieren obligar a sus empleados a votar contra el populismo, como si les pagarán tan bien como para hacerles caso).
AMLOVE también contribuye al ambiente al calzarse en la cabeza los más coloridos arreglos florales que ya hubiera querido doña Camilla Parker-Bowles para presumir en la boda de su hijastro.
Y qué decir del dotor Mit, que va dando tumbos entre ser senshito y carismático, caer vertiginosamente y encabezar las campañas del ¡”Uy, qué mello!”, mientras explica que las encuestas no son todo, que son pura vanidad.
Mas vanidad, incluso, que el nuevo auditor superior de la Federación, que corrió a Muna Dora Buchain, encargada de documentar La estafa maestra.
Solo por eso, por mí que los ingleses se pueden quedar con Karime Macías, siempre y cuando nos role el NIP para ordeñar chido los cajeros.