Rogando por un empleo
María es una joven madre de 33 años de edad que desde hace poco más de medio año dejó su empleo, el cual no era bien remunerado pese a la carga de trabajo que recibía, además que al mínimo error le correspondía un castigo económico, pese a ser ilegal.
Ella es diseñadora gráfica, titulada, egresada de la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Por un tiempo decidió ser una freelance, trabajar por su cuenta; aunque el sueldo no fue el suficiente para pagar las deudas, logró mantenerla a flote medianamente.
El problema vino cuando ese trabajo independiente empezó a escasear, y con ello el dinero ya no llegaba, por lo que decidió volver a mandar currículums a distintas empresas, apoyada con las redes sociales y aplicaciones para buscar empleo.
El chiste es mandar los suficientes para que mínimo una respondiera. Como quien dice, echar bastantes anzuelos para que un pez lo agarre inmediatamente; “uno tiene que picar”.
A estas alturas del partido, con una hija que alimentar y educar, ya lo que caiga es bueno, considera María, por lo que a la primer llamada para una entrevista de trabajo acudía.
Optimista de que podría lograr entrar a trabajar, la joven sale de las entrevistas confiada en que le regresarán la llamada, pero la realidad es otra.
María dice que en las entrevistas a las que acudía los empleadores le hacían ver que sí estaban interesados en su experiencia laboral, dejando casi abierta la puerta para que comenzara a laborar; vaya, no recibía un rotundo no, por lo que ella aguardaba a esas llamadas, perdiendo otras oportunidades de trabajo por respeto a quien le mostró interés.
Pero no fue así, ni siquiera recibió respuestas de que la vacante ya haya sido ocupada o algo por el estilo; los mismos empleadores ya no responden.
Con una total falta de ética, algunas empresas que solicitan trabajadores ya no avisan a quienes se postulan que sus servicios no serán requeridos; al contrario, no responden nada y dejan a quien busca el empleo con la esperanza en las manos y cortando la oportunidad de poder seguir tocando puertas por otro lado.
Así de complicada es la búsqueda de un empleo para alguien que pasó gran parte de su vida estudiando, preparándose; estoy seguro que es aún más complicado para alguien sin un título universitario, mucho menos sin experiencia laboral. ¿Dónde están las oportunidades?