¢/XOD FDQGLGDWR"
6 us niveles de popularidad siguen igual o más altos que cuando fue sentenciado por supuestos cargos de corrupción. El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ahora en prisión, ha sido registrado por el Partido de los Trabajadores como su candidato a la Presidencia.
En un hecho inédito, Lula está desafiando, con un alto respaldo social, a las autoridades judiciales y electorales de su país, para forzar su ingreso en la contienda electoral. El registro de su candidatura contó con la presencia de más de 10 mil simpatizantes, que llenaron las calles aledañas al Tribunal Superior Electoral en la capital brasileña, Brasilia.
“La única manera de que no sea candidato es si muero, me doy por vencido o las autoridades electorales me sacan de la contienda”, sentenció Lula a través de un mensaje leído por la presidenta del partido, Gleisi Hoffmann: “no espero morir. No me daré por vencido. Y lucharé hasta el final por mis derechos en el sistema de justicia electoral”.
Si bien Lula cumple una sentencia por cargos de corrupción, continúa encabezando las encuestas para la elección presidencial de Brasil que se celebrarán en octubre y está maniobra política forma parte de su estrategia para demostrar su inocencia, ya que afirman que los cargos fueron fabricados para evitar que regresara a la presidencia.
De cualquier modo, se prevé que el tribunal le prohíba postularse por su condena. Esto en consecuencia generará una reacción social de pronóstico reservado, con un alto riesgo de polarización social y una movilización callejera posiblemente sin precedentes.
Por eso, es necesario reflexionar sobre los riesgos que conlleva cuando la democracia pasa por la judicializacion de la política, es decir, cuando la justicia se vuelve selectiva y se hace uso de instrumentos jurídicos para dejar fuera a un posible candidato de representación popular.
La justicia debe de ser claramente justa. Porque de otro modo, no sólo se está cometiendo una irregularidad, sino que se está socavando la credibilidad de las instituciones, y ese daño va mucho más allá de la o las personas a las que se pretende perjudicar, ¿no cree usted?