El niño Gustavo Dudamel presume sus primeras canas
En entrevista con MILENIO, el director de orquesta venezolano reitera la mayor apuesta de su carrera: acercar la música clásica a los niños del mundo para mejorar su calidad de vida
Gustavo Dudamel es un auténtico rockstar de la música clásica. No hay quien se resista a pedir una selfie o un autógrafo de quien es, probablemente, el director de orquesta más popular del mundo. Su trabajo al frente de la Filarmónica de Los Ángeles, así como los programas que ha instaurado para apoyar a niños de bajos recursos, han hecho que la música clásica sea más accesible, al grado de lograr colaboraciones con personalidades como Katy Perry, Kali Uchis o Chris Martin, de Coldplay.
El venezolano está lejos de personificar el estereotipo de los directores de orquesta. Con espíritu trasgresor, este hombre de apenas 37 años no pierde la oportunidad de cambiar sus zapatos por un par de tenis inmediatamente después de la gala por el centenario de la orquesta. Su cabello rizado, uno de sus distintivos físicos, refleja su personalidad y el paso del tiempo, pues incluso él mismo bromea y dice que cada vez tiene más canas.
Y es que todo lo que lo rodea es parte de lo que quiere reflejar en el mundo del arte: renovarlo, quitarle seriedad y acercar la música clásica a la gente para que encuentre en ella una oportunidad de mejorar su forma de vivir, más allá de “alimentar el alma”. “Lo que hemos vivido en la historia con respecto al arte es que forma parte de un círculo al cual no todo el mundo tiene acceso”, dijo a pregunta expresa de MILENIO. Como si tratara de justificar su trabajo con El Sistema —programa que permite el acceso a la música a niños de comunidades marginadas en Venezuela— y YOLA —que sigue la misma línea, pero en Los Ángeles—, citó a Miguel de Unamuno.
“La libertad que hay que darle al pueblo es la cultura. Su acceso es un derecho […] Puede sonar muy naíf eso de que el arte alimenta el alma, pero es verdad. El arte permite la construcción de un ser mucho más profundo”, dijo. “Tenemos que tener los mejores lugares para los niños, especialmente los que están en desventaja, para que tengan la oportunidad de sentirse vivos, sentir la música y el arte en sus vidas”, dijo el venezolano, a quien recientemente le fueron cancelados varios conciertos con la orquesta Simón Bolívar por criticar el gobierno de su país. Esa realidad, sin embargo, no le quita la esperanza de ver un cambio.
“Cualquiera pensaría que, por lo difícil, algo tan bonito se pueda morir, pero está sucediendo todo lo contrario. Les brinda mucha alegría y esperanza a esos niños, por eso tenemos que cuidarlos a ellos. Protegerlos de cualquier diatriba de adulto […] No meterlos en una burbuja, pero sí protegerlos y darles la mejor vía para que se desarrollen en un mundo donde veamos las cosas con optimismo”.