Monumento único. Resume todo el arte de la época colonial
Parada obligada para los visitantes de Ciudad de México, y también para sus pobladores, la Catedral Metropolitana atrae por su majestuosidad. ¿Por qué? De acuerdo con el historiador Manuel Toussaint: “Las catedrales imponen el sentimiento de la confianza, de la seguridad, de la paz; ¿cómo? Por la armonía. Así se expresa uno de los más grandes artistas de nuestra época: Rodin”.
En La Catedral de México (Porrúa, 1973), Toussaint explica que “para el arte de las colonias españolas de América, la construcción de las grandes catedrales significa la máxima altura a que podía llegar el esfuerzo arquitectónico de cada país".
Compendio de estilos
El también crítico de arte considera que la Catedral “resume en sí misma todo el arte de la Colonia. Su construcción tardó casi tres siglos, de manera que en ella se compendian todos los estilos, desde las bóvedas ojivales de sus primeros tiempos (...) hasta el neoclásico de Ortiz de Castro y el Luis XVI de Tolsá, pasando por el barroco de las demás portadas y el churrigueresco coruscante del altar de los Reyes".
Se alcanzó la unidad dentro de lo diverso, afirma el historiador. “No podemos menos de pensar que aquellos hombres, que sentían el arte de modo diverso de como lo habían sentido sus antecesores, obraban inspirados por un mismo espíritu, aunque el resultado de su creación fuese distinto. Sería absurdo pretender artificialmente que el templo regresase a una unidad estilística que nunca tuvo. Debemos respetarlo en su variedad pintoresca de estilos.