Puebla: resucitan la oposición y el debate primitivo
La exageración con fines puramente dramáticos, propia de la industria cinematográfica, suele tener legiones de adeptos en la política, pero este cierre de año se han multiplicado tanto como en la contienda electoral, con un crecimiento exponencial amparado en el uso de redes sociales como megáfono.
En la campaña se echó mano de la improbable comparación de Andrés Manuel López Obrador con Hitler, con Chávez y con Maduro, en muchos casos aprovechando las rendijas que abrían los propios morenistas con adulaciones a los venezolanos, como la propia Yeidckol Polevnsky.
La sola alusión al genocida de la Segunda Guerra Mundial en el contexto mexicano descalifica al francotirador, pues exhibe su desconocimiento de historianacionalbásicaydeaquelperiódico bélico con el que cerró la primera mitad del siglo XX. Nada ha sucedido en este país que pueda ligarse de manera alguna al jefe del nazismo. Nada.
Pero como acudir a efectos con fines puramente dramáticos es lo de hoy, la otra parte no desentona. A la irresponsable insinuación de que el gobierno federal está detrás del accidente en que perdieron la vida la gobernadora Martha Érika Alonso y el senador Rafael Moreno Valle, peligrosa exageración con el megáfono de las redes sociales en manos de al- gunos opositores, el Presidente les responde llamándolos nuevos fachos.
A otros los tilda de mezquinos solo para corregirse 24 horas después y tundirlos por “canallas”, recordando el adjetivo que le soltó a Ricardo Anaya en uno de los debates presidenciales, “Ricky, Rickín, Canallín”, y que le tomó pronunciar eternos segundos, cuando el panista lo tenía contra las cuerdas.
La crisis por la caída del helicóptero en Puebla solo atizó la pugna entre el Presidente y su mayoría contra la diezmada oposición, que vio en el episodio de los suntuosos funerales rendidos a la pareja gobernante panista la oportunidad de dar signos de vida convirtiéndolo en un mitin de enemigos de López Obrador, con la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, atrapada en medio.
El primitivo debate no pasa del intercambio de eslóganes ideológicos y epítetos que descalifica desde ahora todo veredicto a que llegue la indagatoria del percance.
Nada ha sucedido en el país que pueda ligarse al jefe del nazismo