El efecto Roma que no fue
Es la película del momento. Es el tema de conversación y el motivo de nostalgia entre muchos y parece que será una estatuilla dorada más en la repisa de Alfonso Cuarón.
Pero también desde que se comenzó a promocionar, Roma se convirtió en una cruzada por los derechos de las trabajadoras del hogar.
El propio Cuarón cedió espacio a Marcelina Bautista, directora del Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar, para aprovechar la historia de Cleo y que sirviera de ejemplo sobre lo que viven y lo que necesitan aun quienes trabajan en casas de familia.
Con un timing preciso, poco después la Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió el fallo que obliga a la inscripción de las trabajadoras en el Instituto Mexicano del Seguro Social. La Corte instruyó al IMSS que en el primer semestre de 2019 implemente un programa piloto para crear un futuro régimen especial de seguridad social para estas empleadas. El instituto deberá proponer luego al Congreso las adecuaciones legales para la formalizarlas, con lo cual se calcula que todo el proceso llevará unos tres años hasta que se haga efectivo.
Y mientras se siguen escribiendo ríos de tinta sobre la película y Yalitza Aparicio se convierte en un ícono de este invisible trabajo, ¿cuánto realmente impactó en los registros del IMSS? Nada.
Roma se estrenó el 30 de agosto de 2018 en el Festival Internacional de Cine de Venecia y el 14 de diciembre en Netflix.
En agosto el IMSS tenía registradas solo 3 mil 572 trabajadores del hogar, que fueron inscritas de forma voluntaria al Régimen Obligatorio, con un sueldo base de cotización de 1.4 salarios mínimos. Fue incluso una caída de 19 por ciento versus el número de empleadas en el mismo mes de 2017.
Entre el fragor internacional, los premios, las portadas de Yalitza en revistas locales e internacionales, las conferencias de Cuarón, el estrenoenNetflixylaproyeccióninclusoenLos Pinos, solo se sumaron 106 nuevas trabajadoras a la lista del IMSS. Esto es apenas 0.16 por ciento del total de las empleadas domésticas que hay en México, si tomamos como base los datos de Conapred, que calcula unas 2.3 millones de personas dedicadas al trabajo del hogar, 9 de cada 10 son mujeres; son Cleo, son Libo.
Para hilar más fino aún en la Ciudad de México, una de las megalópolis más importantes del mundo y donde se sitúa la historia de Cuarón en la década de los 70, está solo el 10 por ciento del total de las trabajadoras del hogar registradas en el IMSS. Sí, apenas unas 367 Cleos gozan de seguridad social.
Faltan muchos años para que el programa de formalización esté totalmente en marcha.
Ojalá la misma verborragia que gene ra Roma y las discusiones sobre cómo eran antes y ahora una empleada doméstica, realmente se convierta en un parteaguas por la igualdad y no solo un fenómeno de charla hípster.