Esteban Illades
“La política internacional mexicana será la estrategia del avestruz”
Tres cosas han quedado claras en la esfera latinoamericana en los últimos días: una, que Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, ha transitado por completo hacia la autocracia. Su gobierno ha encarcelado, desde las protestas de abril del año pasado, a 567 oponentes políticos. Ha cerrado organizaciones no gubernamentales, tomado el control de la prensa independiente y echado a organismos internacionales.
Dos, que el nuevo polo de la derecha en el cono sur es Jair Bolsonaro, quien asumió la presidencia de Brasil esta semana. Una plataforma protofascista lo llevó al poder, y ahora Bolsonaro gobierna la democracia más grande de la región. El ex militar no ha perdido el tiempo y ya empieza a dejar su huella —negativa— en la política global: entre otras, ya disminuyó protecciones ambientales al Amazonas. También, tras los pasos de Donald Trump, busca trasladar la embajada de Brasil en
Israel de Tel Aviv a Jerusalén, con lo que atiza de manera innecesaria el conflicto en Medio Oriente.
Y tres, que la política internacional mexicana será la estrategia del avestruz. Maximiliano Reyes, subsecretario de Relaciones Exteriores para América Latina y el Caribe, lo tuiteó así la semana pasada: “México se abstendrá de cualquier pronunciamiento sobre un gobierno extranjero y apoyará para la solución pacífica de conflictos internos, en caso de que así le sea solicitado”.
Esto ya se vio: en una sesión especial de la Organización de Estados Americanos sobre Nicaragua, México se abstuvo de pronunciarse. No solo eso, su embajador ni presente estuvo; su lugar lo ocupó un segundo secretario. Es decir, ni interés hubo en participar.
Lo mismo con la toma de protesta de Bolsonaro: el gobierno envió al secretario de Agricultura, Víctor Villalobos, en su representación. Ser representado por alguien de la segunda fila del gabinete significa, en términos diplomáticos, un desdén a lo que allá ocurre. Muchas cosas sucederán en el continente en los próximos años, y lamentablemente México no será una voz respetada o de liderazgo frente a ellas. No será una voz y punto, porque al gobierno actual no le interesa lo que sucede más allá de sus fronteras. Comienza, así, la época del aislacionismo mexicano.
La política internacional mexicana, la estrategia del avestruz