¡Huachicol, qué rico huachicol!
Me ha parecido muy ilustrativa la manera en que se ha hecho la narrativa del desabasto de combustible que en realidad no es desabasto porque no es que falte sino que se lo esconden al huachicol: todo un recuento de las quejumbres borrascosas de los consumidores que hacen fila para que les surtan el preciado líquido de 20 litros por tanque, y las compras de pánico en la Ciudad de México que casi ni se ven orquestadas por los adictos y beneficiarios del huachicol.
Hay mucha molestia, sobre todo entre la oponicracia, que con justa razón se preguntan cómo es posible que se trate de combatir a los huachicoleros que cerraron el sexenio de mi licenciado Peña Nieto con más de 11 mil boquetes para la ordeña, en un negocio que creció desde los tiempos de Fox y Jelipillo a un nivel que ya quisieran los industriales chinos.
Ahí están también las malsanas sospechas que han caído sobre el general Eduardo León Trauwitz, cercanísimo del ex preciso EPN, encargado de resguardar los ductos de una manera que reinventa totalmente el concepto.
Seguramente todo es un malentendido y el ilustre Osorio Chong tiene razón y ni narcos ni los reyes del huachicol han maiceado a las autoridades siempre probas como lo prueba el ex fiscal de Nayarit, Edgar Veytia.
Acá la pregunta es al estilo Juanga: ¿qué necesidad tenía Amlove de armar todo este relajo si las cosas funcionaban de pocas tuercas? Digo, muchos industriales y dueños de gasolineras compraban el producto bara, bara-bara-bara; la clase media jodidona y media —diría Chava Flores— se ayudaba a llenar el tanque; crecían los huachicoleros como grandes visionarios del bisnes are bisnes y a su alrededor una clase política que aplicaba el clásico “Dejar hacer, dejar pasar” a todas emes.
Y ni quién chistara, mucho menos los que hoy chistan porque la Cuatro Te pretende descomponer lo que no estaba descompuesto. Déjenlo como estaba, al fin que nada más se birlaban chingomil millones de pesos que ni falta hacen.
¡Huachicol, qué rico huachicol.
Crecían los huachicoleros como grandes visionarios del bisnes are bisnes; y nadie chistaba