Huachicol en las rocas
Cuando se vive en medio de la histeria colectiva lo mejor es escuchar voces sensatas que llaman al sosiego y la reflexión ponderada como las de Fox y el buen Jelipillo Calderón, que no pierde la oportunidad de demostrar que su destino manifiesto es el de ser un estadista consumado. En uno de sus encantadores y sabio tuits, nacido del natural enojo que le causó cuando AMLO señaló a sus antecesores por consentir el crecimiento de la industria del huachicoleo, nos remite a un estado introspectivo a través del cual el ex preciso poco preciso y muestra que el camino es la humildad y la morigeración: “El gobierno que tuve el honor de encabezar combatió con firmeza todas las formas de crimen organizado, incluyendo las del robo de gasolinas, sin afectar a los consumidores. Las pérdidas por este concepto y las fugas detectadas eran diez veces menores de lo que hay ahora”.
No, amigos, no se trata de un pensamiento inspirado por Galilea Montijo como pudiera pensarse, sino de un ajuste de cuentas con la historia. Sobre todo porque que si en algún momento se construyó un modelo humanista de narcoguerra sin sangre, y se impidió el desarrollo de la ordeña de ductos, fue durante su sexenio.
Ahí están visibles los resultados y sus maravillas en un país casi sin muertos y con instituciones boyantes como Pemex a la que prácticamente no se desfalcó y que bajo la batuta jelipista vivió espléndidos fulgores. Quizá la estrategia de Calderón en su afán por ser el gran opositor a Andrés Manuel, esté equivocada. Si el héroe de la Guardería ABC quiere ser el verdadero opositor a @lopezobrador_, que cambie el paradigma y en vez de confrontarlo que apoye sus iniciativas y de volada las pasaría a desprestigiar; así lo hizo Robero Deschamps que al felicitar la lucha contra el huachicol de inmediato le dio el beso del diablo.
Habrá quien piense que este tuit calderónico es el chiste del siglo, al leerlo me dieron ganas de pedirle al huachicolero, digo, al camarero, que me traiga lo mismo que está tomando el señor, pero en las rocas.
Habrá quien piense que este tuit calderónico es el chiste del siglo