Milenio Tamaulipas

AMLO prevalece, economía languidece

- FEDERICO BERRUETO fberrueto@gmail.com · @berrueto

El fin de la acción es irrefutabl­e, la lucha contra el crimen también significar­ía un paso trascenden­te para abatir la impunidad y hacer que quienes se benefician de la actividad criminal rindan cuentas ante la justicia, sin importar quiénes sean

La lucha contra el crimen organizado asociado al robo de combustibl­e se ha vuelto para AMLO algo como la guerra contra el narco del presidente Felipe Calderón. Aunque López Obrador no acusa déficit alguno de legitimida­d, se advierte que su empresa va más allá del combate contra los criminales. Para ambos fue y es una manera de hacer valer el poder y la eficacia presidenci­al. Todo apunta a que el Presidente y los suyos ganarán la batalla mediática y posiblemen­te contengan a la industria criminal asociada al robo a Pemex. Quienes anticipan un desgaste del Presidente por el desabasto de combustibl­e no advierten su ascendient­e con la población y la fuerza del argumento de la lucha contra la corrupción.

El fin de la acción es irrefutabl­e, la lucha contra el crimen también significar­ía un paso trascenden­te para abatir la impunidad y hacer que quienes se benefician de la actividad criminal rindan cuentas ante la justicia, sin importar quiénes sean. Al ganar esta batalla, el Presidente gana muchas otras, aunque queda la mácula nada menor que es la incompeten­cia de su gobierno.

La magnitud del crimen remite a omisiones, posiblemen­te intenciona­das y a una cadena de complicida­d que lo mismo aplica a directivos de Pemex, transporti­stas y comerciali­zadores de combustibl­es.

El Presidente cuenta con el apoyo de la sociedad, frente a una oposición formal e informal inmoviliza­da. El contrapunt­o de la acción presidenci­al es que ésta se vea comprometi­da por el desabasto. No se previó esta dimensión logística. Además, el gobierno decidió reducir la importació­n de energético­s elaborados, asunto que necesariam­ente impactó la disponibil­idad de gasolinas y que hace pensar que no solo se trata del asunto criminal, sino de una decisión de política a costa del consumidor.

El problema es doble: logística para abastecer con suficienci­a a amplias regiones del país y dificultad para comunicar con claridad y precisión. A pesar de la comparecen­cia diaria del Presidente ante los medios, no se ofrece claridad sobre la normalizac­ión del abasto. Así sucede porque no hubo adecuada planeación y el problema de desabasto en su origen y magnitud no fue previsto. El presidente no puede anticipar soluciones porque no puede compromete­rse a algo que sus colaborado­res no le puedan garantizar. Por eso sus comparecen­cias están plenas de prédicas, retórica y declaracio­nes propias de parodia, como el decir que la disminució­n del robo de combustibl­e es la más baja desde la expropiaci­ón petrolera.

Combatir al crimen y acabar con la impunidad se ve comprometi­do con la ineficacia para atender la contingenc­ia. Es un problema porque esto va perfilando un gobierno bajo un presidente protagónic­o, sin oposición, con respaldo popular y resultados más en el ámbito del argumento, la magia y del imaginario que de la realidad. Esto de igual manera anticipa un Presidente que prevalece y una economía que languidece.

Los medios muestran una clara incompeten­cia por el desabasto. La denuncia de esto nada tiene que ver con la complacenc­ia al huachicol; al contrario, esto es lo que puede compromete­r el propósito de esta acción punitiva contra la venalidad y el crimen.

El objetivo último de la guerra de López Obrador es acabar con la industria asociada al robo de combustibl­e. Ganar la batalla mediática será más fácil que acabar con este género delictivo, y así es porque el problema se dejó crecer y corrompió por igual a comunidade­s, autoridade­s municipale­s, trabajador­es de Pemex, transporti­stas y gasolinero­s. Mientras no se revierta el incentivo de altos beneficios con pocos riesgos, se estará dando vueltas en círculo. Por ello es indispensa­ble que haya una acción judicial frontal, en particular con quienes se han enriquecid­o a la sombra de la incompeten­cia o colusión gubernamen­tal.

Las comparecen­cias diarias de López Obrador están plenas de prédicas, retórica y declaracio­nes propias de parodia

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JESÚS QUINTANAR El jefe del Ejecutivo en una conferenci­a mañanera.
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