El espejo de Brasil
La revista The Economist ha dado a conocer su Índice de Democracia en el mundo para 2018. Con resultados marginalmente alentadores —la democracia parece haber detenido su declive global, aunque solo en aras de un aumento de la participación política y sin ir más allá de un estancamiento—, el reporte hace énfasis en algunos casos, entre los que se cuentan, bajo la égida del “Regreso del populismo” (tal es el título del apartado), México y Brasil.
Cualquier demócrata se guardará de poner al presidente mexicano y al brasileño en la misma bolsa, y los analistas de The Economist no son la excepción: mientras describen a López Obrador como un “instigador de izquierda tradicional que ostentó relativa moderación como alcalde [y] trató de tranquilizar a los inversionistas atemorizados… con promesas de respeto a las inversiones y probidad fiscal”, caracterizan a Bolsonaro como “un militar retirado de derecha autoritaria que ha alabado la dictadura militar [y] hecho declaraciones públicas racistas, misóginas y homófobas”. Pese a ello, México ostenta este año peores resultados que Brasil: donde ellos han retrocedido un puesto en la tabla (del 49 al 50) nosotros hemos descendido 5 (del 66 al 71) y donde nuestra calificación ha bajado 22 décimas (de 6.41 a 6.19) la de ellos solo 11 (de 6.97 a 6.86). El re- porte ofrece una explicación.
“Pese al lenguaje más rudo del señor Bolsonaro, es el señor López Obrador quien podría suponer un gran riesgo para la democracia”, advierte antes de aclarar que, mientras el partido de Bolsonaro obtuvo solo un 10 por ciento del Congreso, el triunfo de López Obrador vino acompañado de la mayoría en ambas Cámaras.
Así, AMLO sería “el presidente más poderoso que ha tenido México”: uno privado de contrapesos legislativos eficaces.
Fuimos menos inteligentes que los brasileños para acotar el poder presidencial desde el Legislativo. De ahí que no sorprenda la calificación de 3.13 en cultura política que nos da el reporte. Solo Pakistán, Afganistán, Rusia, la República Central Africana y Corea del Norte la tienen más baja. (Solo que, a diferencia de nosotros, ninguno puede ser considerado una democracia.)
The Economist describe a AMLO como “instigador”